Carlos de Castro cofundó Barón Rojo en 1980. El próximo viernes, el grupo recalará en el Playa Club a las 23.00 horas, dentro de su gira de 35 aniversario.

-Se cumplen 35 años desde que Barón Rojo empezó a tocar y cien años desde que Von Richthofen empezó a volar?

-¡Eso ya no lo sabía yo! (ríe) Entonces antes de nada debo decir que se cumple una efeméride doble.

-¿Cómo han planteado las canciones de esta nueva gira?

-Con la mentalidad de que sean temas algo menos conocidos. Había muchas canciones que se tocaban cuando hacías la presentación del disco y luego, por la duración de los conciertos, en los que hay ciertos temas prácticamente inamovibles, casi no se volvía a saber nada más de ellas. Entremezclamos temas menos conocidos y clásicos para que la gente celebre bien el 35 aniversario.

-Dicen que el rock duro tiende a aparecer en barrios obreros o deprimidos. ¿Es así?

-No. Eso es una leyenda (ríe). Es como decir que Beethoven solo gusta en las altas esferas. Aunque siempre se toca en esos barrios. Aquí en Madrid, en Salamanca, muchas veces, no tocamos (ríe). Pero la cosa se reparte, por decirlo con el léxico de los tiempos, de una forma mucho más democrática.

-Pero Barón Rojo sí tiene raíces en un barrio obrero.

-Como tanta gente en su juventud estuvimos en partidos de izquierda y cosas así. Te da unas connotaciones políticas que con el tiempo se desdibujan, pero ya te relacionan.

-¿Cambió el público desde los años 80 hasta ahora?

-Muchísimo. En los 70, 80, la mentalidad era muy diferente. Entonces la gente no había visto nada, y había unas ganas tremendas. Se traducía en una especie de fuerza, de sentimiento, casi de ganas de arrasar, muy grandes. Hoy en día la gente lo ha visto prácticamente todo (ríe).

-¿Cuál de esas formas de vivir la música prefiere?

-Por muchos motivos me quedo con lo de hoy en día. Aunque éramos más jóvenes la vida era más difícil en los conciertos de rock. Hoy en día funciona todo muy bien, la gente y los medios te facilitan mucho tu trabajo y eso se traduce en que al final todo sale mejor. Quizá el espíritu era mejor en los años 70-80, pero la realidad es mucho mejor en los años 2000 (ríe).

-¿De qué se siente orgulloso?

-De nuestra capacidad de supervivencia. Llevar en la carretera 35 años reconozco que es un récord difícil de superar. Otra cosa es que gente que haya desaparecido muchas veces luego se vuelva a juntar y vuelva a estar aprovechando un determinado tirón comercial.

-¿Se hace difícil cantar una letra compuesta hace 30 años?

-Nuestras letras han aguantado mejor el paso del tiempo que las de otras bandas. Pero la clave de la mentalidad que debería tener todo el mundo cuando interpreta la canción está en esa palabra, interpretar. Tienes que sentir lo que escribiste en aquella época y decirlo con sentimiento, no como una letanía.

-¿Se arrepienten de no haber tenido una mayor proyección internacional?

-Nos arrepentimos de no haber sabido hablar inglés mejor. Se hizo lo que se pudo y siempre lo hemos intentado. De todas maneras, como hoy en día la comunidad hispana es cada vez más amplia, este año igual vamos a Estados Unidos. Es un poco una ampliación.

-¿Cuáles fueron los mejores años del heavy en España?

-A nivel de medios de comunicación, proyección y promoción los mejores años son entre el 80 y el 85. Por una razón muy clara: estabas en los medios, en los importantes, que no eran muchos pero sí tenían una proyección y audiencias salvajes. Esos años son muy buenos. Hoy en día hay una proyección mediática grandísima pero, entre la crisis que tiene el papel y que hay bastante poco interés en general por la música, el tema de medios queda muy relegado a gente muy especializada. Los medios masivos se ocupan poco del rock hoy en día, excepto cuando muere alguien, que sales en TV y esas cosas. Pero, por lo demás, puedes salir a veces por efemérides al final de un telediario. Pero no hay muchos más espacios para eso. Y luego, por la noche, que es la noche. La audiencia es la del día.

-¿Escucha música de todos los estilos?

-No. Escucho básicamente el estilo de música que nosotros hacemos. Y ni siquiera estamos muy actualizados (ríe).