La falta de marineros y la reducción de las capturas minan a la flota pesquera de A Coruña

La falta de atractivo del sector es, para los empresarios, una de las razones del descenso del 34% en el número de buques pesqueros en A Coruña en veinte años

Los sindicatos denuncian bajos salarios y falta de seguridad

Un marinero sube a bordo de un barco pesquero en el puerto de A Coruña. |   // CARLOS PARDELLAS

Un marinero sube a bordo de un barco pesquero en el puerto de A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS / José Manuel Gutiérrez

La flota pesquera del puerto de A Coruña pasó de 134 barcos en 2004 a los 88 existentes en la actualidad, según los datos de la Consellería de Mar, lo que supone un descenso del 34,3% en dos décadas. Los armadores atribuyen esta caída al abandono de la actividad por factores como la reducción de cuotas y la prohibición de faenar en aguas profundas, la disminución de las capturas por el cambio climático y la escasez de trabajadores que deciden embarcarse.

Los sindicatos con representación en la pesca discrepan de la opinión de los empresarios y culpan de la falta de personal que padecen los barcos a los salarios y las condiciones laborales que se ofertan, por lo que reclaman su mejora con el fin de que los profesionales regresen a esta actividad.

“La gente joven escapa cada vez más del mar porque tiene más incomodidades que otras profesiones, por eso se está pidiendo a la Unión Europea la ampliación de los barcos no para que tengan mayor capacidad de carga, sino para tener mayores comodidades a bordo”, explica Carlos Tubío, secretario general del sector Marítimo-Portuario de UGT en Galicia. Añade que en cuanto a salarios, la categoría de marinero “no es muy atractiva económicamente, ya que habría que llegar a patrón o mecánico para que lo sea”.

Manuel Camiño, secretario comarcal de CIG-Mar, coincide en esta apreciación, ya que considera que la pesca “es un trabajo bastante penoso y las condiciones laborales no son las idóneas porque no se cobra lo mismo que antes, ya que ya no se cobra a la parte, las jornadas son largas y las condiciones de seguridad dejan mucho que desear”. Esta es la razón por la que a su juicio hay dificultad para cubrir plazas de marineros y menos para mecánico u oficialías.

Tubío señala que los armadores tratan de cubrir la falta de personal mediante la contratación de extranjeros, pero que “si se mejoraran las condiciones, habría más españoles”, ya que estima que la pesca “tiene que evolucionar tanto en comodidades como en salarios para ser más atractiva”. Para respaldar esta afirmación pone de relieve que en flotas como los atuneros y el cerco no hay problemas para contratar tripulaciones, pero descarta que sea una dificultad que afecte a determinados barcos. “En todos los sectores hay empresas que no tienen problemas porque tienen condiciones buenas, todos saben quién cumple, paga bien y tiene buenas condiciones y quién no”, destaca.

Para Camiño, las condiciones en la pesca siguen siendo “muy duras” debido a que las jornadas son “maratonianas”. Eso lleva a los armadores a contratar trabajadores extranjeros, como los indonesios que lo hicieron en los puertos de Malpica y Camelle y que considera que lo hacían en “malas condiciones”, a pesar de que dice que estaban acostumbrados a trabajar en esa situación. También apunta que se contrató a marineros peruanos y que “en cuanto empezaron a reclamar sus derechos, los armadores los sustituyeron por otros”.

“La solución sería mejorar las condiciones laborales y de seguridad con mejor remuneración y condiciones dignas en las embarcaciones para que fuera atractivo”, comenta el responsable de CIG-Mar en A Coruña, para quien Capitanía Marítima u otro organismo debería prohibir a los pesqueros salir a faenar con determinadas condiciones de viento y oleaje. Camiño desconoce si hay armadores que deciden abandonar el sector por falta de personal, ya que tan solo sabe que se hizo cuando a causa del recorte de cuotas los empresarios recibieron ayudas para el desguace de barcos. En su opinión, los armadores “se quejan de que no hay trabajadores para poder contratarlos de otras nacionalidades al ser considerado personal de difícil cobertura”.

Regulación

“No conozco el 100% de la flota, pero los salarios están fijados por la Ley para cada categoría”, replica Juan Carlos Corrás, gerente de la asociación de armadores Pescagalicia-Arpega-O Barco, sobre las acusaciones de que las remuneraciones son bajas. “Generalizar es malo, porque habrá empresas que paguen más o menos”, advierte Corrás, quien indica además que los horarios y los periodos de descanso están regulados por la Organización Internacional del Trabajo.

Sobre la seguridad a bordo asegura, que hoy los barcos “trabajan en condiciones más seguras y suelen estar cerrados para que no haya caídas al mar y llevan instrumentos avanzados para que cuando haya malas condiciones de mar les dé tiempo a ir a puerto o a una bahía, por lo que nada tiene que ver la flota con lo que era antes”.

También menciona que la Administración realiza un control de los trabajadores mediante reconocimientos médicos y que ofrece formación a las tripulaciones. Aunque considera que los equipamientos de seguridad mejoraron mucho, “no se puede estar detrás de todos los marineros todo el rato”, por lo que apuesta por “concienciar a las tripulaciones de que lo principal es que no pueden ponerse en una situación de peligro”.

Destaca que en el pasado el número de siniestros en el mar era muy elevado, pero que hoy en día “solo se sale a trabajar cuando el mar lo permite porque la flota se paraliza cuando hay malas condiciones”. Sobre el cambio de condiciones en el mar en los últimos años cita que ahora “hay internet a bordo para comunicarse con las familias y la flota del día no sale los fines de semana”.

Corrás explica que las mayores dificultades para contratar se producen con patrones y mecánicos, lo que achaca a que “no son profesiones tan atractivas como lo eran antes”, aunque recuerda que “tampoco hay mecánicos para automóviles ni albañiles”, lo que atribuye a que “la gente tiene otro concepto de la vida y la jornada laboral porque está cambiando la mentalidad”. También señala que muchos marineros abandonaron el sector cuando se produjo el bum de la construcción porque los sueldos eran más altos.

“No pongo la mano en el fuego por todos, pero los armadores también se quejan de exigencias excesivas de algunos trabajadores”, comenta este dirigente empresarial, quien cita como otra de las causas de la escasez de trabajadores a que en este sector se jubilan a los 57 años.

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