La madre de la víctima y exmujer del acusado declaró ayer también en el juicio, tras un biombo situado en una esquina de la sala. Nerviosa y entre sollozos, explicó que el hombre nunca había agredido al niño pero sí que admitió que con ella había sido "violento verbalmente" y que había intentado violarla en una ocasión durante su matrimonio. Desde hace diez años no sale sola a la calle, afirmó, por miedo a su expareja: "Sigo temiendo por mi vida. Sé que me va a matar algún día". El niño, relató, le comentaba tras las visitas que su padre le llamaba "bruja" y que insultaba al abuelo materno e incluso le dijo que parecía "enfadado" con él todo el tiempo. La mujer nunca pensó que el acusado podría hacer daño a su hijo, por eso cuando no lo entregó en el punto de encuentro aquel domingo no lo relacionó con ningún suceso grave: "Pensé que me lo hacía porque era el Día de la Madre y no quería que lo disfrutara. Pensé que lo llevaría al colegio al día siguiente". Eso sí, reconoce que aquel día alertó de los problemas mentales de él, pero no porque lo supiera de primera mano. Según ella, conoció su medicación y que tenía una incapacidad laboral permanente por la documentación que entregó durante un proceso relacionado con la pensión alimenticia del menor.