A escasos meses del estreno de su próxima película, Quien a hierro mata (en cines el 27 de septiembre), Paco Plaza regresa a A Coruña de la mano de la historia de otro director. Suspiria, el remake del filme de Dario Argento realizado en 2018 por Luca Guadagnino, dará pie esta tarde a un coloquio sobre los entresijos del género de terror, que el artista conducirá con su experiencia al frente de piezas como Verónica y REC como base. La charla tendrá lugar en los Cantones Cines, tras la proyección de la película italiana a las 22.00 horas.

-Decía en redes que la gente habla de " Suspiria la buena" y " Suspiria la mala".

-A mí me gustan mucho las dos. De hecho, en realidad la nueva no es un remake, sino una recreación de las emociones que te provoca cuando ves la película cuando eres muy jovencito.

-¿Significó tanto como dicen para el género el filme original?

-Es difícil decirlo, porque yo soy de los influidos, pero lo que creo que supuso es una respuesta al género de terror más clásico. El cine italiano se caracteriza por cómo la forma se impone casi siempre al fondo, y creo que eso es lo que la diferencia de las películas de estudio americanas.

-¿Estados Unidos sigue siendo el gran referente para el terror español, o ya tenemos un sello consolidado a nivel estatal?

-Yo creo que tenemos un sello que comienza con Ibáñez Serrador, que continúa con Álex de la Iglesia? Y que es una traslación de esquemas narrativos más heredados de esa cinematografía americana, pero utilizando referentes culturales propios. Por ejemplo, El día de la bestia, para mí es fundacional. Para mi generación era como mirarnos en el espejo de lo que nos gustaría hacer, que es cine con carácter español, con una estética muy determinada y con la introducción del humor mezclado con el terror.

-Precisamente en Estados Unidos se hizo un remake de su serie REC , Quarantine . Parece que han cambiado las tornas...

-A mí me parece fenomenal, porque siempre se refuerza la original y atrae las miradas. Para una película en español abrirse mercado a nivel global era muy complicado en ese momento, y el hecho de que hicieran un remake suscitaba interés. En Estados Unidos aumentó nuestra popularidad y se volvieron los ojos hacia el terror español.

-En su último proyecto, Quien a hierro mata , se ha alejado del género para acercarse al thriller . ¿Preparado para el estreno?

-Estoy con muchas ganas, acabándola ahora. En tres semanas la dejamos terminada. Tengo muchas ganas de compartirla con la gente, y de ver cuál es la tracción, porque siempre te da cierta incertidumbre exponerte.

-El filme retrata la importancia de las decisiones vitales. ¿Cuál ha sido la más determinante para usted a nivel profesional?

-[Lo piensa] Para mí la decisión más importante ha sido hacer esta película, porque es la primera vez que hago una obra que no es un proyecto personal. Pero en realidad nuestro trabajo como cineastas es tomar decisiones. Elegir entre muchos actores cuál es el apropiado, el proyecto? El grueso de nuestro trabajo es decidir.

-Una elección que sorprende en su último filme de terror, Verónica , es que escogiera como inicio un elemento muy clásico del género, la güija. ¿No era un punto de partida un poco manido?

-Es que el género tiene unos parámetros de los cuales es difícil abstraerse. Es muy complicado pretender ser original haciendo una película de terror, no hay tantas opciones narrativas. La distinción entre filmes es lo que puedes aportar de ti mismo a la historia. Es cierto que Verónica parte de un arquetipo muy de género, pero para mí la gracia era llevarlo a lo personal y contarlo en la España del año 91.

-Por ella caminaba entonces un Paco Plaza adolescente...

-Era otra persona. Con melena? Tenía mucho más pelo [se ríe]. Creo que no hemos cambiado tanto. Un adolescente es un adolescente tanto en mi época como ahora. Si acaso una cosa que sí nos diferencia es la manera de relacionarnos. Aunque ahora hay todo ese universo de las redes sociales, y esta disponibilidad 24 horas al día que tenemos? Lo que cambia es el atrezo, pero en el fondo las emociones son las mismas.