El Ayuntamiento anunciaba hace diez años que la plaza de Santa Catalina se convertiría en el tercer lugar de la ciudad que contaría con la calificación de Zona de Especial Protección, lo que impediría que se realizasen allí los habituales botellones. El entonces director general de Seguridad del Concello, Germán Lago, explicaba en aquellas fechas que los técnicos municipales estaban llevando a cabo en esos días las mediciones acústicas y los estudios necesarios para que el Gobierno local aprobara la declaración, que se sumaría a las de las plazas del Humor y Azcárraga.

Santa Catalina se encontraba en ese momento en obras de renovación del pavimento, lo que no evitaba que se registraran concentraciones de jóvenes. Ya hacía años que los vecinos se quejaban de las molestias derivadas de los botellones.