El plan general prevé la construcción de 25.000 viviendas nuevas en la ciudad. Aprobado en 2013, el documento iniciado por el Gobierno del PSOE y el BNG y culminado por el Partido Popular en 2013, estimaba que los nuevos desarrollos urbanísticos estuviesen listos en ocho años. Las previsiones se toparon con la realidad. Los promotores piden ahora mayor flexibilidad y facilidades para las tramitaciones y los permisos para las nuevas construcciones y que el Concello impulsen los ordenamientos pendientes de los grandes espacios en los que se pretende construir, como Penamona, San Pedro de Visma, O Portiño o Monte Mero. El área de Urbanismo, a cuyos despachos han comenzado a llegar en los últimos meses propuestas de activación o reactivación de dichos polígonos, asegura que priorizará la construcción en los solares que salpican el casco urbano. En dichos despachos se negocia la forma en la que se harán realidad los derechos urbanísticos que otorga el plan general dentro de la normativa vigente.

Es el caso de Astilleros Valiña. Sus promotores (Isoman) presentaron al gobierno anterior varias propuestas para la edificación de un proyecto que lleva en marcha desde 2004 pero que fue abandonado con la crisis. El actual ejecutivo piensa continuar con los criterios de Marea Atlántica, que demandó que se rebajase la edificabilidad y que el inmueble planificado en el lugar donde se levantaban los antiguos astilleros se aleje lo máximo posible de la línea de costa. Son 13.750 metros cuadrados construibles. Demarcación de Costas debe definir el deslinde entre los terrenos públicos de la parcela previamente y se deben reservar seis metros para la construcción de un vial.

Edificabilidad y disposición de los edificios también habrá que negociar, a mucha más escala, en O Portiño, una importante bolsa al lado del mar. Allí pueden levantarse unos 3.000 pisos, además de una urbanización de chalés. Su principal promotora, Metrovacesa, volvió a retomar el plan a finales de 2018. Una nueva circunstancia condiciona su desarrollo, la declaración de Espacio Natural de Interese Local de las islas de San Pedro y su entorno, una protección que comenzó con el bipartito coruñés, se paralizó durante el Gobierno de Carlos Negreira y que retomó y culminó el de Marea. El nuevo Gobierno socialista afirma que su intención es que las casas estén alejadas del litoral, con la superficie asignada a zona verde a lo largo del borde marítimo.

O Portiño está en una tramitación muy incipiente, mucho más embrionaria que la de los dos polígonos que circundan O Castrillón: Parque de Oza (entre el parque y Pablo Iglesias) y Fariña Ferreño (al lado de instituto Monte das Moas). En ambos casos, varios de los terrenos se encuentran en subasta debido al proceso concursal de Epaat, una de las constructoras potentes de los concellos del área metropolitana en la época precrisis. En Fariña Ferreño, con doce edificios, los propietarios del suelo presentaron un proyecto de urbanización, que rechazaron el Concello y los vecinos. En el parque de Oza hay un conflicto judicial: el Gobierno del PP decidió asumir las obras para unir las deslavazadas calles del barrio con la intención de pasarle la factura a los promotores. El proyecto de compensación presentado no incluía su abono y por eso el Ejecutivo de Marea Atlántica lo rechazó.

Por los tribunales también ha pasado el Parque del Agra. Los jueces excluyeron del mismo la parcela de Adoratrices, de Rodríguez Cebrián, y sobre la sentencia Marea propuso una nueva ordenación que excluye las Casas do Camiño do Pinar pero que mantiene la construcción de varios bloques edificios cuando los vecinos del Agra do Orzán piden permutas para sacarlos de la zona y que se destine solo a espacio verde.

Penamoa, la mayor bolsa prevista en el PGOM, está condicionada por la zona de afección de la refinería impuesta por la Xunta al proyecto del plan general. Monte Mero se presenta como una ubicación atractiva por los accesos y por la posible instalación de la Ciudad de las TIC y/o el nuevo hospital. El Gobierno anterior aseguró que había hablado con la Xunta sobre la construcción de parte del complejo dentro del polígono.

San Pedro de Visma tiene la tramitación avanzada, tras décadas en ello, pero la construcción de edificios sigue atascada. La protección de restos arqueológicos, la afección de la refinería y el rechazo del Gobierno anterior a la alta edificabilidad asignada han frenado su materialización. Tampoco hay solución de momento para As Percebeiras, después de que el Concello y la Xunta vetasen el proyecto presentado en 2016. En 2018 se reactivó el plan con la negociación de Marea con Metrovacesa.