Cualquiera pensaría, dada la creencia colectiva de que los lagartos buscan el sol, que estos reptiles saldrían bien parados ante los efectos del calentamiento global. Un artículo publicado en la revista científica Nature Communications, y firmado, entre otros, por el profesor de Biología de la Universidade da Coruña, Pedro Galán, demuestra justamente lo contrario.

Pedro Galán lleva 40 años estudiando estos reptiles en zonas como las Fragas do Eume, la cuenca del río Mandeo y el monte Pindo, y sus conclusiones con respecto a los efectos del cambio climático en su pervivencia futura no son nada optimistas. "Los lagartos están indisolublemente ligados al clima, por eso son tan buenos indicadores de lo que está sucediendo. Si el clima cambia, estos animales lo mostrarán con más nitidez", explica el profesor.

A lo largo de su carrera, ha podido comprobar como han ido desapareciendo una serie de poblaciones de estos animales de ciertas zonas de Galicia. Las causas serían dos males endémicos del calentamiento global: el incremento de las temperaturas y el aumento de la aridez.

Pese a que se sabía que un posible cambio en el clima afectaría a los lagartos de zonas cálidas, la sorpresa del estudio fue encontrarse con que los que habitaban en zonas más frías sufrirían de igual modo las consecuencias. "Una de las sorpresas de este artículo es que con el calentamiento no solo desaparecerían las especies de climas cálidos, sino también las de climas templados. Este cambio climático les va a perjudicar mucho porque es demasiado rápido", recalca Galán.

Unas conclusiones a las que han podido llegar tras analizar un total de 262 especies de lagartos de las zonas de Europa, Asia y África. Un contexto geográfico amplio que permitió reconstruir el árbol evolutivo de este grupo de reptiles mediante métodos de secuenciación de ADN, de forma que fuese posible comprobar la forma en la que estos animales se han ido adaptando a una serie de temperaturas concretas, así como su tolerancia ante la pérdida de agua con los incrementos de la aridez.

Pese a que, a lo largo de los años, no han tenido problema para adaptarse al frío, si las temperaturas suben otro gallo cantaría. "Se sabe que no se adaptarán. Las temperaturas que necesitan para estar activos están muy cerca de la temperatura ambiental. Si suben, no pueden estar activos", apunta el experto.

Como resultado de esta desaparición, estos animales quedan concentrados en poblaciones aisladas que van disminuyendo, un fenómeno que en Galicia no es ajeno desde hace una serie de años, como ha ido comprobando el profesor Pedro Galán. "La lagartija serrana es una de esas especies que tiene estas poblaciones aisladas, va desapareciendo de algunas zonas".

Una situación realmente dramática que evidencia que, como recalca el investigador, el cambio climático no va a suceder, sino que lleva sucediendo ya unos años originando situaciones dificilmente reversibles, por lo que pocas son las medidas que se pueden tomar para paliar sus efectos. "El cambio climático sucede a dos niveles, local y global, lo que implica una enorme complejidad para planear medidas de conservación eficaces", zanja Galán.