Los avances en la reforma del mercado de Santa Lucía que anunciaron el Concello y la Xunta tras la reunión que tuvieron este martes perfila la distribución de espacios y usos en los inmuebles, pero reserva incógnitas sobre los trabajadores actuales y futuros y el diseño de las nuevas instalaciones, que deberá definir un proyecto del que se desconoce su responsable. La previsión del Gobierno local es licitar cuanto antes la remodelación que combine el uso comercial del mercado y el sanitario del centro de salud del barrio en el edificio principal, pero ello no ocurrirá hasta el próximo año, y después la obra se ejecutará durante el mandato. El centro cívico y otras dependencias sociales se repartirían en el edificio anexo de tres alturas.

No se sabe aún, por ejemplo, dónde se ubicarán los placeros que mantienen sus puestos de trabajo en la actualidad en el interior del edificio, ni tampoco los futuros comerciantes. Solo hay cinco abiertos, tres de alimentación y dos de ropa, después de que en los últimos cuatro años cerrasen una veintena de negocios entre los situados dentro y fuera del inmueble. Los afectados no han recibido información alguna por parte del Ayuntamiento sobre esta cuestión. Un planteamiento que estudia la administración local es mantener unos puestos donde están ahora y ocupar los que están vacíos en el exterior. En todo caso, serían pocos establecimientos.

El proyecto que describa el diseño de la reforma no podrá definirse hasta que el Concello reciba de la Consellería de Sanidade los requisitos sanitarios imprescindibles para encajar el centro de salud en el edificio, entre ellos las medidas de los pasillos o de los espacios para las ambulancias. El Gobierno local prevé comunicarse con Manuel Gallego Jorreto, autor del inmueble original en 1980 y responsable del diseño que planteó el Ejecutivo anterior de Marea Atlántica y rechazó la Xunta, para estudiar cómo proceder. Su proyecto se oponía a la combinación de usos sanitario y comercial en el mismo edificio, aunque el Ayuntamiento comentó al poco de iniciar su mandato que no descartaba aprovecharlo o readaptarlo para retomar el plan. Si no se utilizase este diseño habría que elaborar uno nuevo, lo que podría retrasar el proceso de licitación.