Un centenar de personas se manifestaron ayer frente a la sede de Naturgy, en la avenida de Arteixo. Los trabajadores afectados por el cierre del Centro de Control Operativo de Unión Fenosa Distribución, que obligará a 28 empleados a trasladarse a Madrid, reclaman que la empresa ofrezca una solución alternativa. “Un día convocaron de urgencia al comité de Empresa. Nos dijeron que o a Madrid, o a la calle. Luego empezamos a tener entrevistas en las que nos decían que para nuestro desarrollo personal era mejor irnos a Madrid. Hay otras formas de hacer las cosas”, lamenta uno de los trabajadores afectados por la decisión, Damián Castiñeira.

Como él, son cerca de 30 los trabajadores que deberán decidir, antes del mes de septiembre, si se van a Madrid o dicen adiós a la empresa. En la decisión de todos, afincados en Galicia, pesarán las cargas familiares y el componente económico en un momento en el que la crisis sanitaria no deja muchas opciones para reinventarse. “No nos podemos ir. Yo tengo una hipoteca aquí, un hijo, mi mujer tiene aquí su trabajo, lo que supondría renunciar a un sueldo. La media de los trabajadores es de 40 años. La mayoría tenemos hipotecas y personas a cargo. Que te digan esto de un día para otro afecta mucho a la conciliación laboral y familiar”, denuncia Castiñeira. “Cuando eres algo más joven puedes tener un proyecto y empezar de nuevo, pero con 53 o 55... hay compañeros a los que están presionando para que se prejubilen”, añade. La mayoría pasa por una situación similar. Lisardo Pedreira, otro de los afectados, permanece en vilo desde que, a principios de mes, la compañía informase a la plantilla de la decisión.

“Tengo una vivienda aquí, con mis cultivos y mis animales. Mi mujer está afincada aquí, tengo un abuelo de 85 años. No puedes conciliar a 600 kilómetros. El argumento que nos dan es que se trata de algo estratégico, pero no nos explicaron qué beneficio traería que nos marchemos. En todos los cierres que hubo en los últimos años, reubicaron a los empleados en Galicia”, demanda Pedreira.

La compañía, sin embargo, destaca que Fenosa tenía en el año 2000 siete centros de control operativo, pero con las nuevas tecnologías y la digitalización se puede dar cobertura a toda la red desde un único punto, todo desde el centro de España, y enmarca la decisión dentro de una “mera reorganización interna”.

Los empleados, por su parte, apelan no solo a la coyuntura a la que tendrán que hacer frente a la hora de encarar un traslado fuera de la comunidad que nadie tenía previsto, sino a las consecuencias que traerá, a sus ojos, la nueva estrategia de reorganización de la empresa. “Este es el centro que lleva toda la distribución a toda Galicia. Somos gente que trabaja en, por, y para Galicia. Queremos que la empresa negocie una alternativa por seguridad y por calidad del suministro. No son solo 28 puestos de trabajo, sino que se va a perder la galleguidad de la red eléctrica”, denuncia Félix Hernánz integrante del comité de empresa, que lamenta que el desmantelamiento de la compañía acabe radicando en contratas, en detrimento de la profesionalidad y la implicación de los trabajadores.

En la concentración, a la que acudieron, además de los trabajadores afectados, representantes sindicales, compañeros de otros sectores y políticos del PP, BNG, Esquerda Unida y CIG, reivindicaron, en primer lugar, que la empresa reconsidere el traslado y, de no ser posible, que se negocien alternativas de recolocación de los empleados dentro de Galicia. “La empresa se lucra con los recursos económicos gallegos: hidráulica, eólica... lo suyo es que los puestos de trabajo se queden también en Galicia”, reclama Hernánz.