La trascendencia de la conexión ferroviaria al puerto exterior, cuya licitación se anunció este viernes para el próximo mes de julio, se mide en la repercusión comercial de las operaciones portuarias, pero escapa al ojo humano. La capital infraestructura por la que espera la Autoridad Portuaria desde que en 2012 comenzaron a atracar barcos en las instalaciones de punta Langosteira estará soterrada en la mayor parte de su trazado, a través de tres túneles por 5,18 de sus 6,55 kilómetros de longitud total. Esta característica encarece la obra, hasta los 140 millones de euros estimados, pero es más adecuada desde el punto de vista ambiental.

Este es uno de los principales aspectos que se conocen del proyecto, según recoge el estudio informativo de mediados de 2014, licitado casi cuatro años antes, que establecía la alternativa 2A como la idónea para llevar a ejecución entre las cuatro que se plantearon. El trazado, sobre el que se licitará y realizará la obra, parte del polígono empresarial de Vío, a continuación del de Pocomaco, y sigue hacia la carretera de Meicende y Pastoriza hasta culminar en Langosteira. El proyecto constructivo especifica más las características de la infraestructura, que se ajustará a un recorrido defendido desde el inicio por el Concello de Arteixo y al que alegó al principio el de A Coruña por sus consecuencias en Vío, aunque finalmente respaldó. El Estado, a través del Ministerio de Fomento (hoy Transportes y Movilidad), apoyaba de entrada otro trazado, por Rañobre, con mayor impacto ambiental y social.

De acuerdo con el estudio informativo, el trazado que se licitará en tres meses presenta una longitud de 6,55 kilómetros sumando las conexiones desde el puerto exterior con la línea ferroviaria hacia Santiago y hacia A Coruña. El túnel 1 mide 836 metros y desde su ubicación enlaza con la futura playa de cargas de la terminal portuaria donde se canalizarán los tráficos. A su salida a la superficie se entra en una recta de 360 metros que discurre por el valle de Suevos, al sur del parque industrial de Suevos y, el cruce con la carretera CP-0503. Tras este cruce se sitúa la boquilla de entrada en otro túnel de gran longitud, el 2, de 3.687 metros, mediante el cual se pasa bajo el monte Pedrada, bajo Monticaño y se cruza dos veces el tronco del acceso por la carretera de acceso al puerto exterior. Este túnel también pasa bajo el vial AC-415, que une las parroquias de Meicende con Pastoriza, y la autopista AG-55.

El trazado bordea el polígono de Vío por el norte y vuelve a salir a la superficie para encaminarse hacia su conexión con la red actual (Eje Atlántico) en las proximidades del polígono de Pocomaco. En el ramal de enlace hacia Santiago, en el interior del túnel 2, se produce la conexión con el túnel 3, de 663 metros de longitud, hacia el sur para entroncar con la línea del Eje Atlántico.

Detalles más concretos sobre la conexión ferroviaria a punta Langosteira trascenderán cuando arranque el proceso de licitación, entre ellos la previsión de su adjudicación y los plazos de ejecución de las obras, sobre los que ni el Estado, ni la Xunta ni el Concello se pronunciaron el viernes tras el anuncio de la licitación. La actuación, según apuntó en la ciudad la alcaldesa, Inés Rey, y en Santiago el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, contará con un presupuesto de 140 millones de euros, la mayor inversión en A Coruña en las últimas dos décadas, como destacó Rey para recalcar el “compromiso” del Ejecutivo estatal con los proyectos que conciernen a la ciudad. Queda por saber si la Unión Europea financiará la obra a través de los fondos de reconstrucción Next Generation, algo que dieron prácticamente por hecho Ábalos, Rey y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pero que tiene que ser confirmado por las autoridades comunitarias.

El anuncio de la licitación en julio del tren al puerto exterior supone un paso decisivo en un proyecto de vital importancia para la operatividad portuaria, pero que ha sufrido un atasco administrativo durante más de quince años, desde que se concibió la construcción de las instalaciones de Langosteira, sin que el Gobierno estatal protagonizase los avances necesarios para ponerlo en marcha. El ministro Ábalos anunció hace un mes en Madrid el acuerdo para la construcción del tren a Langosteira y tras el encuentro del pasado viernes en Santiago con Feijóo, Rey y altos cargos de la administración central, le puso fecha

Nadie, en cambio, aportó detalles sobre otras cuestiones relevantes para el futuro del Puerto coruñés, como son la deuda por la construcción de la dársena exterior y la transformación de los muelles urbanos. Se desconocen por tanto las fórmulas para paliar ese endeudamiento que no sean la propuesta del Gobierno de la venta de parte de la fachada marítima, aceptada también por la Xunta, y el diseño de los terrenos portuarios, en los que Feijóo se abre a la construcción de viviendas en la zona de San Diego y el Concello guarda silencio, a la espera de concretar futuros usos en el marco de una comisión integrada por las tres administraciones. De este ámbito de trabajo saldrá un protocolo nuevo que entierre los convenios de 2004 sobre la construcción de Langosteira y plantee otros, en los que, por fin, ya aparece concretada una conexión ferroviaria camino de su final de trayecto.