El aumento del uso de toallitas y mascarillas provoca atascos en la depuradora de Bens

La EDAR remarca la necesidad de arrojar estos residuos a la basura y no al inodoro o por la calle | Contabilizan unos 2.500 kilogramos al día, según datos de la empresa | Esta recogida encarece el servicio

Bola de residuos, en la EDAR Bens. |  // L. O.

Bola de residuos, en la EDAR Bens. | // L. O. / Ana Carro

El incremento del uso de toallitas y mascarillas, fruto de la pandemia, durante la cual la higiene y la protección han adquirido una mayor importancia, provoca un impacto negativo en la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Bens. A estas instalaciones llegan continuamente residuos de fibras textiles —que deberían depositarse en la basura y no en el inodoro— que provocan atascos. Lo explica el director general de EDAR Bens, Carlos Lamora: “Las bombas, al girar, se encuentran elementos en su camino que producen atascos y averías. También nos encontramos en la red las famosas ovejas —enormes bolas de residuos— con toneladas de residuos”.

Acumulación de residuos textiles. |  // L. O.

Acumulación de residuos textiles. | // L. O. / Ana Carro

La aparición de estos productos “entorpece” el funcionamiento de la depuradora. Lamora detalla que las instalaciones “están pensadas para eliminar la materia orgánica que viene disuelta”, pero no toallitas, bastoncillos, mascarillas u otros productos de higiene íntima.

Las averías no son el único problema al que se enfrenta la EDAR Bens, que retira aproximadamente 2.500 kilos diarios de estos residuos. También hay que tener en cuenta el impacto económico negativo. “Son residuos que no tienen ningún tipo de valorización y que se llevan a un gestor autorizado. Nos cuesta cerca de 300.000 euros al año, lo que encarece, de una forma absurda, el precio de un servicio esencial como este”, analiza el director, que recuerda que “no hay ningún uso compatible con la actividad doméstica o industrial que lleve a alguien a arrojar fibras textiles a la red”.

Aunque EDAR Bens ha respaldado las campañas de sensibilización y concienciación para evitar que estos elementos acaben en el inodoro o tirados en la calle y, por lo tanto, en sumideros, ha registrado, desde 2020, un incremento de toallitas, mascarillas y otros residuos en su red. El aumento es de aproximadamente el 20% de 2019 a 2020. “Es una noticia muy negativa. No es que la reducción sea menor, sino que ha aumentado. Esto significa que hay gente que no se da cuenta que los utensilios textiles no se pueden eliminar a través del inodoro”, reflexiona Carlos Lamora.

Según los últimos datos de los que dispone la depuradora, antes de la pandemia se recogían sobre 800.000 kilos al año, una cifra que subió a un millón en 2020. “Es una barbaridad”, dice el director general de EDAR Bens, que opina que el aumento se debe a “el uso abusivo de fibras textiles que se ha hecho por la pandemia, como mascarillas, guantes o toallitas para hacer limpieza”. Insiste Lamora en que esto es una “noticia muy negativa” porque en otras recogidas, como la de aceite usado y grasas, a través de Mulleres Colleiteiras, los números son cada vez mejores. “Aún nos queda muchísimo por hacer”, apunta.

¿Cuál es la solución? Además de las campañas de sensibilización, Carlos Lamora apuesta por la responsabilidad individual. “Nadie dice que hay que cambiar el uso de estos productos, sino que a la hora de eliminarlos y deshacernos de ellos, hay que hacerlo en el sitio que sea adecuado. En vez de en el inodoro, hay que tirarlo al cubo de la basura. Con eso se arregla”, resume, y recuerda que todos pueden poner su granito de arena en esta lucha. “Lo que no podemos esperar es que haya una entidad, en este caso público, que haga nuestro trabajo”, concluye.

El otro enemigo de la depuradora: las colillas

Además de toallitas, mascarillas y bastoncillos, a la red de EDAR Bens llegan colillas, “uno de los elementos más contaminantes y que tardan cientos de años en degradarse”, avisa el director general de la empresa que gestiona la depuradora, Carlos Lamora. “Hay mucha gente que se afana en tirarlas a través de sumideros y eso llega al mar o a la depuradora”, comenta. Lo mismo ocurre con las mascarillas que, aunque no sea lo habitual que la gente las tire por el inodoro, si acaban en la calle, su destino serán los sumideros. Para Lamora, es importante que, en este aspecto, “cada uno asuma su responsabilidad con el medio ambiente”. “Son pequeñas actuaciones que parecen que no se notan, pero sí”, sentencia.

La depuradora retoma las visitas escolares

Con el alivio de las restricciones por el coronavirus, la depuradora retomará este curso las visitas escolares y de entidades. “Hemos recibido una avalancha de peticiones”, anuncia Carlos Lamora, que cree que es “positivo” que la gente quiera ver cómo funcionan estas instalaciones. “Esto demuestra que es una visita que tiene contenido y que es útil”, dice el director de EDAR Bens, que desvela que en estas actividades se “explica lo que hay, en la depuradora y se muestran antes y después para que se vean las toallitas enredadas o los bastoncillos de los oídos”. Una forma más de concienciar.