La Junta de Gobierno Local otorgará licencia de rehabilitación a la Fundación San Rosendo, para que pueda convertir el edificio número 9 de la plaza de Ourense en un centro de mayores, tal y como exigió su propietario, que dejó en herencia el inmueble al Arzobispado de Santiago con la condición de que se destinase al cuidado de ancianos.

En 2017, la Fundación San Rosendo solicitó permiso municipal para reformar el inmueble y se inició el proceso que culminará mañana, con la concesión de la licencia, ya que, al estar el edificio en el Camino Inglés y en una zona susceptible de contener restos arqueológicos, fueron necesarios varios estudios sobre la situación del edificio. La fundación contará con un presupuesto de dos millones de euros para la ejecución de la obras y con un plazo de 24 meses.

Con esta licencia municipal, la Fundación San Rosendo, que gestiona ya en otras ciudades de Galicia infraestructuras asistenciales para mayores, tiene permiso para derribar el interior del edificio “conservando el material y diseño original de la fachada principal con su tipología tradicional de galerías”. El inmueble cuenta con sótano, en el que está previsto que se instalen servicios como la lavandería, los aseos y la cocina; con una planta baja, en la que estará la recepción y la sala de visitas, entre otros usos; en la primera planta está previsto que se instalen comedores y zonas comunes; en la segunda, la sala de rehabilitación, la sala de curas y también la de actividades; a partir de la tercera planta y hasta la séptima estarán los dormitorios y, en el bajocubierta, el almacén y la enfermería, según consta en el proyecto.

En el patio interior, en el que hay una palmera de gran porte, el proyecto que se aprobará incluye que se debe ajardinar el 60% de la superficie con especies autóctonas. El edificio fue construido en 1936 y está catalogado con nivel de protección ambiental III, en el plan general, esto implica que “sin tener por sí mismo un valor destacado”, es una pieza que colabora “a la configuración de un espacio o ambiente urbano característico”.

Otro de los escollos que tuvo que superar este proyecto para recibir el visto bueno del Concello fue la realización de estudios arqueológicos. En estos sondeos se encontraron restos de una gavia romana, construida en forma de U con una altura de 20 centímetros. El arqueólogo municipal considera que este hallazgo, una vez documentado y registrado, no debería interrumpir las obras. En su informe propone que se desmonten para poder dejar constancia de las secciones y las bases de esta gavia, que son las zanjas que se abren para desagüe o linde de propiedades.