Las grandes colas volvieron a Expocoruña. Esta vez, llenas de niños y niñas menores de 12 años que, acompañados por sus familiares, se debatían entre las ganas y el miedo de recibir la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. “Estoy deseando sacarme la mascarilla y volver a la normalidad”. Esa era la frase más repetida entre los pequeños.

Lucas Pereira, 11 años CARLOS PARDELLAS

LUCAS PEREIRA

"Estoy deseando sacarme la mascarilla, pero para eso tenemos que estar protegidos"

Tuvieron que esperar al sol, con los nervios por saber qué se iban a encontrar dentro del recinto ferial. No todos tenían muy claro por dónde acceder, ya que también estaban citados los sanitarios y los mayores de 55 años. Para resolver las dudas, miembros de Protección Civil y también los padres que ya estaban a la espera. El laberinto finalizaba al otro lado de Expocoruña, con una tirita en el brazo y muy pocos lloros. Son los mayores de los pequeños. “Tengo un poco de miedo, pero hay que hacerlo por un bien común, necesitamos volver a la normalidad cuanto antes, sobre todo en el colegio”, contaba Cristian Fuentes, de 11 años, mientras esperaba junto a su padre que llegase el momento del pinchazo, ese que tanto han visto en televisión en los últimos meses.

Diego Alejandre, 11 años Carlos Pardellas

DIEGO ALEJANDRE

"Tengo ganas de vacunarme porque quiero ser invencible, no tengo miedo al pinchazo"

Sus padres y familiares ya dieron el paso. Ahora les toca a ellos. No solo tenían que presentar el código QR de la cita en la entrada del recinto, también llevaban una autorización de su madre, padre o tutor legal. “Pero si se la olvidan, no pasa nada porque tenemos más impresas aquí para que rellenen al instante”, avisaba un miembro de la organización.

Yumalai y Naila Cedeño, 11 y 9 años Carlos Pardellas

YUMALAI Y NAILA CEDEÑO

"Estoy feliz, por fin me toca vacunarme. Quiero volver a la normalidad"

Hubo quien tuvo suerte en esta ocasión y superó el trago acompañado, una forma de afrontar las situaciones con más optimismo. Como Yumalai Cedeño, de 11 años, que acudió a vacunarse con su hermana, Naila, de nueve. Como polos opuestos, la primera estaban deseando batir al COVID-19. La otra, con miedo por la aguja. “No tenía ganas de venir, tengo miedo, pero tengo que hacerlo”, se sinceraba Naila, que sería una de las primeras menores de diez años en recibir la dosis, pues aprovechó la cita de su hermana para acudir también a Expocoruña junto a su madre. Porque, para muchos, resulta complicado gestionar los colegios, los trabajos y las actividades extraescolares. Sin embargo, el hueco para vacunarse es sagrado, así que se hacen malabares. “Estoy feliz, por fin me vacuno. Quiero volver a la normalidad”, exponía Yumalai.

Cristian Fuentes, 11 años Carlos Pardellas

CRISTIAN FUENTES

"La verdad es que tengo un poco de miedo, pero hay que hacerlo por el bien común"

Los niños compartieron la experiencia con amigos y compañeros. Algunos venían directamente de clase, el uniforme los delataba. Entre ellos se preguntaban si el pinchazo dolería o si la vacuna tendría efectos secundarios. “Tengo ganas de vacunarme porque quiero ser invencible. No tengo miedo al pinchazo”, confesaba Diego Alejandre, que ayer dio “un paso adelante” para derrotar el bicho. Tanto hablar de la pandemia que los pequeños de la casa están más que concienciados. En algunos casos, dudaban más los padres que ellos. Pero allí estaban, esperando su turno. “Estoy deseando sacarme la mascarilla, pero tenemos que estar protegidos contra el COVID”, comentaba Lucas Pereira, de 11 años.