El sol brillando como si fuese un día de agosto. Las olas de mar, constantes, poniendo una banda sonora única, que, a algunos, arranca recuerdos duros y tristes. Lágrimas en los ojos. Palabras de cariño. Una pesadilla que no se olvida. A Coruña rindió homenaje este jueves, en la Coraza, a los héroes del Orzán. Tienen nombre y apellidos: Rodrigo Maseda, José Antonio Villamor y Javier López. Los tres policías que intentaron salvar de las olas al estudiante eslovaco Tomas Velicky hace una década. Pero los cuatro perdieron la vida en la bahía coruñesa. Fue un 27 de enero de 2012 que, para muchos, parece que fue ayer. Los ojos de los familiares, a los que se les quiebra la voz cuando piensan en el pasado, todavía guardan dolor. “Seguimos anclados en aquel momento de hace diez años. Fue un amanecer terrorífico”, confesaron Amparo y Antonio, padres de José Antonio Villamor.

La vida se paró aquel día. “Todos los días son complicados y lo que pasó nadie lo puede remediar”, comentaron. Llevaban ocho años sin pisar el paseo marítimo. “No me siento con fuerzas de venir aquí”, dijo Amparo, agradecida porque A Coruña se acuerde de su hijo.

Y sí, la ciudad no olvida. El monumento de los héroes al Orzán lo demuestra. “Tengo el corazón a mil. Ver a los compañeros de mi hijo formados... Todavía vivo en aquellos momentos con mi hijo. Casi no nos dimos cuenta de que han pasado diez años”, señaló Isabel Lozano, la madre de Rodrigo Maseda, acompañada por alguna de sus amigas. Haber paseado por Riazor y el Orzán en los últimos años, aunque vive en Burela, le ha permitido estar “más tranquila” durante el homenaje.

La banda puso la música en un acto en el que participaron la alcaldesa, Inés Rey; la subdelegada del Gobierno, María Rivas; el Jefe Regional de Operaciones de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Galicia, José María Esteban Corral, y la viuda de Javier López, Loreto López, que actuó como representante de los homenajeados. “Han pasado diez años de aquel funesto 27 de enero y no creo que haya habido un día en que las familias no nos hayamos acordado de ellos”. Así fue como empezó su intervención, en la que destacó el “sacrificio” de los tres agentes. No quiso que el acto estuviese marcado “por la tristeza”, sino que quería ensalzar “la actuación ejemplar y heroica” de su marido y de Rodrigo Maseda y José Antonio Villamor.

Los tres serán hijos adoptivos de A Coruña a título póstumo, según anunció este jueves Inés Rey, quien aseguró que “ellos resumen mejor que nadie el significado de un concepto del que es fácil hablar pero no tanto honrar: el servicio público”. La alcaldesa reconoció, no obstante, que era “muy difícil poner palabras a las emociones” que surgen cuando se revive aquel recuerdo. Rey entregó, además, placas conmemorativas a los familiares de los tres policías fallecidos.

En la Coraza, además de vecinos y policías —algunos compañeros de López, Villamor y Maseda—, hubo representantes de cada uno de los efectivos que colaboraron en las tareas de rescate: Policía Nacional, Policía Local, Bomberos, Protección Civil, Base de Mar de Cruz Roja, Sasemar (Centro de Control de Salvamento Marítimo), la Escuela de Buceadores del Club del Mar y también Adrián Doce, civil condecorado por su intervención en el rescate.

“Me acuerdo perfectamente lo que estaba haciendo esa mañana, cuando se supo lo que había ocurrido”, comentaban algunos presentes antes del comienzo del acto, en el que la subdelegada del Gobierno, María Rivas, señaló que los tres agentes “forman parte de la memoria y la historia colectiva de la ciudad”. Ellos fueron, dijo, “ejemplo de amor y sacrificio”, aunque todavía es “complicado y duro recordar aquella tragedia”.

El Jefe Regional de Operaciones de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Galicia, José María Esteban Corral, echó la vista a atrás, hacia hace diez años, cuando “no estaba en Galicia”, pero siguió el suceso, de lejos, “con incredulidad y horror”. “El precio fue demasiado alto y doloroso”, añadió.

Después del acto —en el que también hubo una ofrenda de flores— todavía hubo tiempo para los abrazos, las conversaciones sobre cómo vivió cada uno aquel 27 de enero de 2012, cómo han pasado estos diez años, cómo el tiempo no hace el olvido e incluso peticiones. Isabel Lozano, la madre de Rodrigo Maseda, pidió a la alcaldesa que “no deje que el monumento se vuelva a deteriorar”, como si ocurrió estos últimos años. El Concello tuvo que repararlo estos días, así como los bancos y la iluminación en la zona.