La creación de un centro especializado en ánodos de grafito, proyecto que solicitó financiación de los fondos Next Generation, lleva a la empresa Showa Denko a ampliar las instalaciones industriales que posee en su fábrica de Agrela, que cuenta con 169 empleados y una cifra de negocio de 152 millones de euros. Los ánodos de grafito se utilizan en la protección catódica de la corrosión que sufren piezas elaboradas con diferentes metales y que se encuentran en un medio húmedo o enterradas.
A esta iniciativa, la firma, de propiedad japonesa y líder mundial en la fabricación de electrodos de grafito para hornos de arco eléctrico, añade su intención de abrir una factoría dedicada a la fabricación de grafito artificial para baterías para coches eléctricos, en la que invertiría 400 millones de euros y que tendría una superficie de 200.000 metros cuadrados. Entre los posibles emplazamientos se encuentra la antigua planta de Alcoa, contigua a la suya.
La ampliación de la actual factoría, construida en 1960 y que anteriormente se denominó Genosa, hace necesaria la elaboración de un estudio de detalle que ya fue enviado al Concello. Prevé la construcción de once nuevos edificios y la ampliación de uno de los existentes, lo que proporcionaría a la firma 20.000 metros cuadrados más edificados. La fábrica ocupa 80.000 metros cuadrados, pero el estudio de detalle afecta también a otra parcela de la empresa de casi 7.000 metros cuadrados que fue expropiada para la construcción de la tercera ronda y luego devuelta, así como una pequeña finca de otro propietario de solo 187 metros.
La superficie construida en la actualidad en este espacio es de 36.440 metros cuadrados y los nuevos inmuebles llevarían esa magnitud hasta el 59,9%, justo en el límite autorizado por el plan general, establecido en el 60%. La normativa urbanística establece además que la altura máxima de las construcciones en este sector debe ser de 25 metros, aunque podrá superarse si se justifica de forma adecuada.
Todos los nuevos edificios proyectados por Showa Denko estarán por debajo de ese límite, a excepción del taller de recocción, una construcción de solo 124 metros cuadrados de planta pero que alcanzaría los 32,5 de altura al contar con un elevador de transporte de arena, una criba y un silo. La empresa deberá esperar al visto bueno del Concello para construir esta instalación debido a sus dimensiones.
Para cumplir la normativa del plan general en relación con la superficie edificada, Showa Denko ampliará el número de plazas de aparcamiento existentes, 143, con otras 121 que se situarán entre el frente de la fábrica y el edificio destinado a estacionamiento. En el estudio de detalle se menciona que la empresa no está sometida a la legislación sobre la prevención de accidente con sustancias peligrosas, aunque sí está sometida a las disposición del Plan de Emergencia Exterior de Agrela-Bens. Sin embargo, la compañía detalla que la ampliación de sus instalaciones no implica un aumento del riesgo actual que genera su actividad.
La fabricación de electrodos y la prevista de ánodos convierte a esta planta en un consumidor intensivo de electricidad, por lo que Showa Denko se convertirá en el principal beneficiario de la energía producida por los parques eólicos Tornado y Orzar —que se pretenden instalar en Carballo, Val do do Dubra, Tordoia y Trazo— por iniciativa de la empresa coruñesa Greenalia y cuya tramitación está en marcha. Estos parques supondrán una inversión de 98 millones de euros y permitirán a Showa Denko el ahorro de 60 millones en consumo de electricidad.
Pero si el proyecto ya iniciado por el grupo japonés tiene trascendencia, todavía será mayor el que intenta desarrollar también con la ayuda de los Next Generation, tanto por la inversión prevista, 400 millones, como por el sector al que está dedicado, la movilidad en vehículos eléctricos. Para hacer posible esta iniciativa, precisa de una gran superficie industrial, en torno a los 200.000 metros cuadrados, y que se ubique en la provincia de A Coruña, según avanzó la propia empresa, que cuenta con la colaboración del Instituto Gallego de Promoción Económica para llevarla a cabo.
La planta tendría capacidad para producir 60.000 toneladas anuales de grafito artificial para baterías de coches eléctricos, lo que le permitiría dotar de este equipamiento a todos los que se fabricasen en España en los próximos años y a una parte importante de los producidos en Europa. Según anunció la Xunta cuando la empresa dio a conocer este proyecto, las nuevas instalaciones supondrían la creación de “varios cientos de empleos”.
El reciente cierre de la antigua planta de Alcoa, cuya última denominación fue Alu Ibérica, abre la puerta a que sea el emplazamiento de la fábrica proyectada por Showa Denko, que reconoce que es “una de las posibles localizaciones”, aunque existen “otras posibles opciones” .
El plan de liquidación de Alu Ibérica dará prioridad en la venta de las instalaciones de Agrela a la empresa que adquiera el “compromiso de generación de empleo o que garantice la continuidad de una actividad industrial”. Para optar a esta condición, debe presentarse la garantía de mantener al menos un centenar de los 300 puestos de trabajo con que contaba la planta aluminera.
Pero Showa Denko es además uno de los acreedores de Alu Ibérica, por lo que en el proceso de confección de su plan de liquidación defendió que se dé preferencia a las propuestas de compra de la planta a las que apuesten por mantener empleos de la antigua plantilla, opción también apoyada por los sindicatos, así como se rebaje el precio mínimo fijado para la venta del recinto.
