La Opinión de A Coruña

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Las empresas de A Coruña afrontan la crisis de otoño con subidas de suministros de hasta el 40% anual

Las compañías se adaptan a la inflación intentando reducir la utilización de energía y combustible y optimizando los procesos | Las asociaciones empresariales esperan un crecimiento “débil” en los próximos meses

Operarios trabajando en Aluminios Castro, cuyo material ha subido un 40%. | // CARLOS PARDELLAS

La inflación anual supera ya el 10%, pero los productos industriales se han incrementado hasta cuatro veces más. Las empresas coruñesas, individual y colectivamente, alertan de que los aumentos reducen sus márgenes, les obligan a subir los precios de venta al público y ponen trabas al crecimiento, algo a lo que tampoco ayudan las previsiones de enfriamiento de la economía.

“Si bien la energía y los carburantes tienen la mayor responsabilidad en las cifras de inflación”, señala el empresario Antonio Fontenla, presidente de la Confederación de Empresarios de La Coruña (CEC), “el incremento de precios afecta a todos los productos”. Fuentes de la Cámara de Comercio de A Coruña puntualizan que “los precios industriales han aumentado en los últimos doce meses más del 40%”, una dinámica que afecta más a los negocios más intensivos en energía. No todos pueden repercutir el precio, y esto lleva a las empresas, “en muchos casos, a reducir o para su producción”.

No afecta a todos por igual. El presidente de Torres y Sáez, Enrique Sáez, dirige una empresa especializada en la venta de acero a consumidores industriales, y señala que este producto está bajando el precio. Como tampoco tienen un consumo de energía especialmente relevante, “no estamos tomando medidas especiales” para afrontar la inflación.

Pero la situación en otros metales es radicalmente diferente. Aluminios Castro, como Torres y Sáez, se ubica en Agrela, y su gerente, Isabel Moure, señala que su sector está siendo “muy, muy afectado” por la inflación, con un “repunte de precios impresionante” en cuanto a la materia prima.

El proceso industrial para extraer el aluminio, la electrólisis, es muy intensivo energéticamente, y el metal ha tenido “una subida del 40% en el último año”. Según explica Moure, el coste de instalar unas ventanas de aluminio puede haber pasado de “1.000 a 1.500 euros”. Cuando empezaron las subidas, explica Moure, “asumíamos mucha parte como pérdida”, pero con los precios actuales resulta imposible: “Como siempre, todo al final repercute en el ciudadano de a pie”. A los problemas en la “industria electrointensiva”, indica Fontenla, se unen los de otros sectores, desde el primario a la construcción y el transporte.

La situación ha cambiado el método de trabajar en la pyme Proquides, de la que es responsable Lucía López, también presidenta de la agrupación de empresarios de Pocomaco. La empresa distribuye productos de limpieza, y “solíamos modificar las tarifas una vez al año, con el IPC, y este ya llevamos cuatro o cinco, y para alguna hasta que no haya pedido no hacemos precio. Las subidas de precios empezaron a verse el año pasado, pero es mucho peor este, no preveíamos tanta frecuencia”. Aún así, retienen parte del incremento de precios, lo que daña sus márgenes.

La subida de precios industriales se traslada también parcialmente, a los coches que compran los coruñeses. El grupo Breogán, fundado en A Coruña en 1996, cuenta con 22 concesionarios y centros de reparación en varios puntos de Galicia, como comercializador de marcas como Todoya, Lexus o Kia. Su director comercial, Pablo Conde, señala que pese a los incrementos de precios al consumidor final “no se refleja todo en el importe, las subidas son más fuertes”. Al menos por el momento, “estamos absorbiendo una parte, también los distribuidores”.

Estrategias de ahorro

Las empresas coruñesas buscan otras maneras de ahorrar ante la contracción de márgenes. En Aluminios Castro no han querido cambiar de suministradores porque “no vamos a bajar de calidades: nuestra política de empresa es ofrecer calidad. Sí intentamos hablar con los proveedores para ajustar un poco, e intentamos optimizar todo el material”. También, señalan, pueden ofrecer a otros ayuda para ahorrar, a través de los aislamientos, de los que hay que “hacer ver que es un gasto pero que vas a amortizar a corto y medio plazo” en un contexto de subida de la luz. “Tras colocar unas nuevas ventanas hay gente que me dice que ya no pone la calefacción”, indica la gerente de la empresa.

En el grupo Breogán la apuesta ha sido por aumentar la independencia energética, pues paga “facturas de luz importantes, tenemos instalaciones muy grandes, talleres”. Según indica Pablo Conde, “hemos montado huertos solares encima de todas las instalaciones, con acumuladores”, con lo que “se reduce bastante el consumo”.

En Proquides, según señala su responsable, “nuestra estrategia es básicamente comprar bien”, esto es, anticiparse a las subidas de precios para comprar mercancías previamente, hacer stock y “ganar ese mínimo margen”. La subida del combustible también ha llevado a “optimizar los repartos” para disminuir el gasto en diesel.

El presidente de la CEC indica que las empresas están intentando reducir costes y mejorando su eficiencia, aunque cree que es necesario apoyo desde la Administración, con ayudas directas e indirectas y una política fiscal favorable. También considera necesario un “equilibrio” que conjugue la contención salarial con la mitigación de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.

Previsiones de contracción

“La inflación, que comenzó como algo transitorio y coyuntural, se está convirtiendo en estructural, alcanzando niveles no vistos en Europa desde hacía muchos años”, indican fuentes de la Cámara de Comercio, que achacan esta situación a una política monetaria “laxa” además de a la situación internacional.

La inflación genera “expectativas negativas”, y, esto explica la Cámara, dificultará la capacidad del Estado y las empresas para endeudarse, “por lo que es previsible que se reduzca el crecimiento e incluso no es descartable una posible recesión”.

El presidente de Torres y Sáez indica que ya ha notado “una pequeña caída de la demanda”. Aunque la desaceleración es todavía “pequeña”, espera que los meses que quedan hasta final de año van a ser “más flojos” que los pasados hasta ahora.

Desde el grupo Breogán, Pablo Conde recuerda que el automovilístico suele verse “afectado muy rápido” en tiempos de crisis, y se ve influenciado “por las malas perspectivas”, pero añade que “estamos preparados”. Admite, eso sí, que “en nuestro caso ya hemos hecho inversiones; si saliese una nueva ahora, nos lo pensaríamos dos veces”.

Desde Aluminios Castro indican que “asusta lo que va a pasar” viendo las noticias, lo que hace que los empresarios sean “conservadores” y “sin perspectivas de arriesgar”. “Intentamos no hacer grandes inversiones para tener un apoyo económico con medios propios”, resume su gerente.

Más optimista es Lucía López, que en base a hablar con empresarios del polígono que preside y otros de la ciudad señala que hay sectores en los que “sobra trabajo”. En su empresa “no hemos notado enfriamiento”, y en la construcción, señala, hay compañías con “previsión de obras para parte del año que viene, aunque no puedo decir si va a durar”.

Sin embargo, Fontenla, que fue empresario de la construcción durante décadas, prevé un escenario “muy difícil”, y que, aunque España consiga evitar la recesión, “a corto plazo, el crecimiento será más débil”. “Se empieza a notar menor demanda, por la pérdida de poder adquisitivo que implica la subida de precios generalizada”, indica el presidente de la CEC.

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