Don Stefan

Marcos Seoane Vilariño

Marcos Seoane Vilariño

Así llaman a Curry, el jugador de la NBA, por sus brillantes noches deleitando al público con el arte del balón. La noche del viernes Don Stefan fue Jackiw, el violinista americano que nos deleitó con sus artes. Precedió al espectáculo violinístico, la obra de Dallapiccola inspirada en un poema de Antonio Machado que el concertino Spadano, micrófono en mano, se encargó de leer, aunque quizás alguien con mejor dicción y “más de la tierra” habría sido mejor opción para imbuirnos en la escena. Don Stefan, con un violín Ruggieri de 319 años, en una versión límpida y ortodoxa logró encandilar a un auditorio que rozó el lleno.

Es el concierto de Sibelius una de las obras para violín más difíciles y grandes, como decía el top Leonidas Kavakos “acabas el primer movimiento y parece que has acabado el concierto, pero aún te quedan dos movimientos más. Hay que tener un gran poder físico y mental para acabarlo”. Y Jackiw no defraudó, exprimiendo y llevando al límite, y en algún momento superando a esa obra de arte que tiene por violín. Técnicamente irreprochable, con una precisión mecánica de sus dedos y un virtuosismo en su distribución y control de arco que apabulla, algo que ya conocemos de él, pero que aun así hace pensar que más se necesita para estar en la élite de los top ten y que va más allá de una técnica pulcra y quasi perfecta.

A la batuta, Anja Bihlmaier, directora que conocíamos y que me gustó más la vez anterior que nos visitó. En mi percepción, se guió más por lo trabajado durante la semana y no por lo que sucedía en muchos momentos de la noche y que merecía retoques instantáneos. Imprecisiones en finales como el primer movimiento de Sibelius o comienzos como en el scherzo de Schumann. Se la notó más “en su versión” en Schumann con una trepidante coda en el scherzo y un cálido sonido en el adagio que se encargó de dibujar sin batuta. En Sibelius estuvo muy precisa en todas las intervenciones entre solista y orquesta, aunque se echó en falta más sonido en la cuerda en los primeros tutti orquestales.