Chucas, el regreso más esperado del Orillamar

El club anima a su ayudante más querido, un voluntario de Aspronaga y miembro de la comparsa Monte Alto a 100, herido en un accidente de tráfico

Un equipo benjamín del Orillamar, con una pancarta de ánimo a Chucas en un torneo.   | // LOC

Un equipo benjamín del Orillamar, con una pancarta de ánimo a Chucas en un torneo. | // LOC / R. D. Rodríguez

El Orillamar, club histórico del fútbol coruñés, lleva dos semanas en vilo por un miembro muy especial, y muy querido, de su familia, Chucas. Así llama todo el mundo a Juan Otero, de 46 años; no solo en el Orilla, también en la comparsa Monte Alto a 100, una clásica del Carnaval en la ciudad a la que pertenece; y en Aspronaga, la entidad de personas con discapacidad intelectual de la que es usuario; y en el Ayuntamiento, al que ha ayudado como voluntario numerosas veces. Un atropello en la plaza de Mina hace dos miércoles causó fuertes golpes en la cabeza a Chucas. Está en la UCI, aún sedado y entubado, y los médicos, que lo operaron a los dos días del accidente y le extrajeron un trozo de cráneo por los hematomas sufridos, esperan a comprobar la reacción a los fármacos que le administran para conocer el alcance de los daños en cuanto despierte con tranquilidad, ya que temen que pueda tener efectos en el cerebro.

Chucas, con la comparsa Monte Alto a 100 en un carnaval.   | // LOC

Chucas, con la comparsa Monte Alto a 100 en un carnaval. | // LOC / R. D. Rodríguez

Rosa Otero, su hermana, va a verlo todos los días al hospital. “Él me escucha porque le hablo, y mueve las piernas. Está menos agitado que hace días, pero al estar entubado no sabemos si puede hablar, o si nos ve. A ver cómo despierta”, explica. Su intranquilidad la comparte con su madre, con sus hijos —uno de ellos es ahijado de su hermano—, con toda la familia del Orillamar y con quienes desde hace años “quieren tanto” a Chucas en Monte Alto y en buena parte del fútbol modesto de la ciudad.

Porque Chucas “se hace querer, es cariñoso”, destaca Alfonso Queijo, presidente del Orillamar, que admite sentirse “tocado como todos en el club” por el accidente de Juan Otero. “Es muy divertido, ingenioso. A veces hay que frenarlo y pedirle que se centre porque quiere hacer de todo”. Chucas se unió al Orilla hace cinco años gracias a la participación del club en un proyecto social subvencionado por Fundación Emalcsa por el cual integra en sus equipos a personas con discapacidad intelectual. Anabel, Alberto y Chucas son los tres que colaboran con el Orillamar en la actualidad. El mes pasado la Asociación Galega de Xestión Deportiva (Agaxede) premió al club coruñés como el mejor de Galicia en gestión deportiva en inclusión social a través de su proyecto O Abeiro Orillamar Solidario, y el mismo Chucas acompañó al presidente y al director deportivo del club a recoger el galardón en Pontevedra.

“Se integró de maravilla desde el primer día. Ahora está con uno de los equipos de categoría alevín. Es el ayudante del entrenador y va a todos los entrenamientos y partidos, en casa y fuera, y nunca perdona el bocadillo después de la ducha”, dice Queijo de Chucas, al que los 24 jugadores del equipo aficionado del Orillamar le regalaron hace poco una camiseta con los colores azules del club con su nombre y el dorsal 25 en la espalda.

Rosa, la hermana de Chucas (así llamaban a su padre y también llaman a uno de sus hijos en su equipo de fútbol), lo define como “una persona muy feliz y muy sociable”. “Él tiene el problema intelectual, pero la cabeza le funciona, se piensa y repiensa las cosas. Te dice, ‘soy deficiente pero no gilipollas’”, cuenta Otero. Su entrega a su familia y al Orillamar es total, asegura, pero cuando llegan los Carnavales se dedica en cuerpo y alma a la comparsa de Monte Alto. No es raro verlo caminar a toda prisa por el centro de la ciudad, de un lado a otro y deteniéndose a hablar con quien se cruza demostrándole la buena memoria que tiene porque se acuerda de los equipos en los que juegan todos los niños que conoce.

Ahora todos esperan la recuperación de Chucas. Los equipos del Orilla han escrito pancartas para animarlo en torneos y los chicos con los que comparte un piso de Aspronaga en Pla y Cancela desean que vuelva pronto a casa.

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