Rey: “Vuelvo a ser alcaldesa, a romper un techo y con el orgullo de hacerlo como una mujer libre”

La alcaldesa entiende que “la simplificación política” del Pleno “puede y debe” agilizar los acuerdos en este mandato

Los concejales del PSOE aplauden a Inés Rey   | // VÍCTOR ECHAVE

Los concejales del PSOE aplauden a Inés Rey | // VÍCTOR ECHAVE / Gemma Malvido

“Hoy vuelvo a romper un techo siendo la primera mujer alcaldesa en revalidar el cargo en la historia de la ciudad. Lo hago desde el honor que supone para mí, como coruñesa, liderar esta mi ciudad, desde la responsabilidad que supone la toma de decisiones, desde la convicción de saber que gobierno pensando en cada uno de los coruñeses y coruñesas y, sobre todo, desde el orgullo de hacerlo como una mujer libre”, dijo ayer Inés Rey, al pronunciar, por segunda vez en su vida, un discurso tras haber sido investida como alcaldesa de A Coruña.

Las elecciones del pasado 28 de mayo le entregaron once escaños, suficientes para gobernar en minoría si el BNG, con sus cuatro votos, la impulsaba a la Alcaldía, como así fue, después de unos días de negociación. Esta suma dejó en la bancada de la oposición al PP, que sumó doce concejales y que no tenía a nadie en el pleno en quien apoyarse.

“A Coruña decidió que el Gobierno de la primera mujer que consiguió la Alcaldía en democracia no fuese fugaz. Una ciudad que en su historia tiene como referencia a muchísimas mujeres volvió a afirmar con fuerza que la mitad de la población somos protagonistas porque queremos y sabemos liderar”, reivindicó Rey que, como había hecho ya hace cuatro años, cuando se convirtió en la primera alcaldesa electa de la ciudad, recordó a quien es un referente para ella, a la socialista Carme Chacón, la primera ministra de Defensa de España, y lo hizo recordando las palabras que ella misma había escrito antes de fallecer: “Las mujeres no tememos al cambio, de hecho, ya somos el mayor agente de cambio en el mundo que se enfrenta a las barreras tradicionales”.

Agradecimiento a la familia. La parte más sentida del discurso fue la que Inés Rey dedicó a su familia. Como en su texto de hace cuatro años, no se quiso olvidar de sus abuelos, que deseó que “se sientan orgullosos allá donde estén”, también a sus padres, a los que debe “todo”, desde “su cariño y respeto a la ciudad a la vocación de luchar por hacer un mundo más justo”; a su pareja, por su ayuda a la hora de “repensar aquello que necesita calma” y a sus hijos, a los que pidió “perdón” por todas las noches en las que no pudo estar para contarles un cuento.

Apeló Rey al feminismo “del sentido común”, al que “huye de parcelas” y de divisiones y al que “combate la violencia de género”, la brecha salarial, al que defiende los servicios públicos y visibiliza y busca referentes. Algunos de ellos, Rey los tenía muy cerca, sobre su cabeza, escritos en el techo del Palacio Municipal, porque en la parte más alta del edificio están cuatro coruñesas que cambiaron la historia: María Pita, Concepción Arenal, Rosalía de Castro y Emilia Pardo Bazán. Y que, según recordó Rey, ellas, como otras muchas —aunque sus nombres no estén escritos en un lugar tan principal, incluso aquellas a las que la historia les negó un hueco en sus páginas— la acompañaron cuando en 2019 rompía en mil pedazos “un techo de cristal” al tomar el bastón de mando como primera alcaldesa electa.

Sin embargo, esa barrera —tan metafórica como real— dejó astillas en el suelo y desveló que no era el límite con el horizonte. “Detrás de ese vidrio superado había más obstáculos, detrás de ese techo de cristal había algunos muros de hormigón”, se sinceró la alcaldesa, que aludió a “pequeñas luchas diarias, invisibles y silenciosas a ojos y oídos de muchos”, aunque sin profundizar en cuáles habían sido esas piedras que se había encontrado en el camino.

En este segundo discurso de investidura, Rey quiso centrarse también en el futuro y se alejó de aquellos que “trabajan para asentar” la idea del “miedo al porvenir”. Defendió que ese no sería nunca el carácter de su Gobierno ni el de una ciudad “que navega en mar abierto” y que forjó su carácter gracias a esa condición y que, tal y como escribió Curros Enríquez, “sobre los mares yergue la cabeza altiva”. “Esta Cabeza del Reino no nació para bajarla y no lo hará ahora”, sentenció Rey, que apeló en varias ocasiones “al orgullo” de ciudad, a que “recuperarlo y cuidarlo” había sido un objetivo que se había marcado ya en 2019 y que no lo había abandonado.

Sobre BNG y PP

Otra de las ideas heredadas de entonces fue la promesa de que este mandato esté marcado por “el diálogo y la amabilidad” y, en este punto, Rey celebró la “simplificación política” del Pleno —está formado por solo PP, PSOE y BNG, mientras que el anterior mandato terminó con una edil socialista sin competencias en el Gobierno local y, en la oposición, tres concejalas no adscritas, PP, Marea y BNG— porque cree que “puede y debe” agilizar los acuerdos y también propiciar “más cercanía” entre las partes.

Hacia el final del discurso, Rey hizo referencia también a sus compañeros de viaje, por supuesto a los concejales del PSOE, pero también a quienes facilitaron su acceso a la Alcaldía, a los cuatro concejales del BNG, que decidieron facilitar su investidura sin entrar en el Ejecutivo. A ellos les agradeció su gesto convencida “de que la alianza tradicional que, desde las diferencias” entablan “socialdemócratas y nacionalistas seguirá dando grandes frutos” durante este mandato.

Para la oposición tuvo también unas palabras de confianza, ya que aseguró que tenía “la certeza” de que el PP sabrá hacer oposición “desde la lealtad con los acuerdos que beneficien a A Coruña”. Durante el anterior mandato, el PSOE consiguió sacar adelante algunos asuntos, como la aprobación del convenio de ampliación del hospital, con el PP, en lugar de con quien era su socio preferente, Marea Atlántica, que cuatro años después de la primera investidura de Rey como alcaldesa, ya no tiene representación en el Pleno.

Los barrios y los muelles

Para este mandato, Rey se puso también deberes, entre ellos, gobernar para todos los vecinos, independientemente de lo que hubiesen votado y, casi como aquel día en el que la popular Rosa Gallego —ahora fuera de la Corporación municipal y en la carrera para entrar en el Senado— recitó uno a uno en una sesión plenaria los nombres de todos los barrios de A Coruña, Rey aseguró que es aquí “donde reside la identidad de la ciudad”. En la libreta de cosas por hacer, el Gobierno local tiene también el “gran desafío del futuro de A Coruña”, que no es otro que la transformación de la fachada marítima, para la que prometió “la creación de un ente consorciado que desarrolle los espacios portuarios liberados y la apertura de los muelles para la ciudadanía con un uso público”. Animó a acometer esta reordenación del borde litoral “en común, con diálogo y reflexión, sin populismos ni intereses de parte”. Prometió, además, “impulsar la ley del área metropolitana”.

Está también en esa lista de tareas por hacer la segunda gran modernización de la ciudad” que, entre otras cosas, contempla la protección del medio ambiente “proponiendo un cinturón verde para la urbe”. No hubo palabras, sin embargo, sobre el contrato de Nostián, que todavía no ha salido a concurso y tiene pendiente de definir cuál será el modelo que regirá su funcionamiento. Sí que incluyó la apuesta por el comercio local, por el desarrollo de iniciativas como la Ciudad de las TIC o la Agencia Estatal de Supervisión de la Inteligencia Artificial, el refuerzo del servicio de Bicicoruña y dar “un gran salto adelante en el transporte público, con nueva líneas y más sostenible”, aunque tampoco especificó cómo ni cuándo se acometerán estos cambios, toda vez que la concesión de Tranvías expira a finales de 2024.

Vivienda e igualdad

Otra de las cuestiones que el Ejecutivo local tiene marcadas en su calendario es —como ya había dicho en campaña— avanzar en facilitar el acceso a la vivienda, en reforzar la protección social y en luchar “por la igualdad”. La promoción de la ciudad, de su patrimonio, su cultura y deporte serán también objetivos para esta modernización, que pasará por la organización de grandes actos internacionales y “potentes fiestas en los barrios”, por la “excepcional protección” de la lengua y la cultura gallegas, por el “turismo de calidad”, por el desarrollo “europeo de Alvedro” y por la inversión en las infraestructuras municipales.

En directo

En este punto, la alcaldesa habló del crecimiento de los museos científicos y las bibliotecas y de la creación de la marca Coruña Cultura, aunque sin nombrar a la Orquesta Sinfónica de Galicia y a Viñetas desde o Atlántico —que a mes y medio de su celebración todavía no tiene director, tras la renuncia de Miguelanxo Prado—. La Casa Cornide y la recuperación de la antigua prisión fueron otras dos ausencias del discurso de investidura.

“Coruñesismo 2030”

A todos estos deberes por hacer, los bautizó la alcaldesa como Coruñesismo 2030. No quiso acabar la alcaldesa su intervención sin “exigir a la Xunta” que trate a la ciudad “como corresponde” y abundó en que la ciudad tendrá siempre “la mano tendida”, pero que no olvidará “la exigencia de que esta ciudad merece mejor trato”.

Después de recordar al recientemente fallecido Arsenio Iglesias, con su apuesta por el “coruñesismo galleguista de barrio”, Rey cerró su discurso citando a otros dos referentes: a la escritora Almudena Grandes, que decía que “no existe trabajo, ni esfuerzo, ni culpa, ni problemas ni pleitos, ni siquiera errores que no merezca la pena afrontar cuando la meta, al fin, es la alegría” y también, a María Pita con su: “Esta ciudad tiene honra, sigámosla”.

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