Los atracos en A Coruña: con amenazas, sin armas y contra víctimas vulnerables, como los mayores

Los sindicatos de la Policía Nacional denuncian que falta personal asignado a patrullar las calles | Los robos con fuerza en inmuebles, que subieron un 10% el año pasado, tienen como objetivo los “pequeños comercios”

Actuación de la Policía Nacional en A Coruña.

Actuación de la Policía Nacional en A Coruña. / Carlos Pardellas

Aunque los delitos bajaron en conjunto en la ciudad el año pasado, los robos con violencia e intimidación aumentaron casi un 20%, hasta los 287 casos: unos cinco atracos y medio a la semana. Los sindicatos policiales coinciden en que este crimen en la ciudad casi nunca se realiza con armas, sino que suele quedar en amenazas hacia las víctimas o agresiones físicas, y en que los atracadores son oportunistas y eligen a personas vulnerables a las que les resulta fácil abordar, desde gente que está sola por la noche a ancianos.

El portavoz en A Coruña del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Marcos Franco, explica que “la mayoría de los casos” de estos robos en A Coruña los cometen “jóvenes marroquíes o argelinos”, y actúan “especialmente contra personas mayores en portales”. En los casos en los que hay agresión, “no es frecuente la utilización de armas, sino más bien la violencia física, por lo que las víctimas suelen ser personas vulnerables”, indica.

Desde la Unión Federal de Policía (UFP), el agente coruñés Antonio García también vincula los atracos con la “inmigración ilegal: una mayoría de delitos son cometidos por extranjeros”, si bien especifica que no todos los migrantes cometen crímenes. Coincide con Franco en que atracan a las víctimas “que ven más fácil” intimidar, pero señala que entre estas “hay un poco de todo”, sin que predominen los mayores. Una parte de atracos se cometen contra personas a las que los criminales encuentran “solas por la noche”, pone como ejemplo, y señala que apenas hay “agresiones”, pues los delincuentes prefieren intimidar e irse rápido.

Los robos en domicilios descendieron un 17,2% el año pasado, y Marcos Franco señala que los suelen protagonizar bandas organizadas de extranjeros: el descenso, posiblemente, tiene que ver con detenciones de personas de este perfil. Pero los robos con fuerza en inmuebles, en general, se incrementaron un 10,8%, lo que apunta a una subida de los delitos cometidos en establecimientos comerciales y naves industriales. García señala que “más que nada, son robos en pequeños comercios”, y tanto él como el sindicalista del SUP indican que entre los autores predominan los nacionales.

Los sindicatos también son unánimes a la hora de protestar por la falta de personal. Desde la UFP reclaman una actualización del catálogo de puestos para las comisarías coruñesas, pues el actual es de hace “muchos años”, y cada vez hay más personal dedicado a “tareas burocráticas” y no a patrullar las calles. Estos trabajos de oficina los podrían realizar otros funcionarios, indica García, y añade que “cada vez hay menos gente” dentro de los grupos de Distrito, que entre otros delitos, persiguen los robos con fuerza en establecimientos y los atracos.

Para Franco, estos grupos están “desmantelados y con un 50% menos de personal que hace diez años”. “Faltan patrullas, especialmente de noche”, indica el sindicalista de SUP, que añade que los grupos de investigación están “bajo mínimos”. La UFAM se encarga de las agresiones sexuales, que han aumentado, y cada día “tienen que tramitar uno o dos detenidos mínimo por violencia de género”; sus miembros, asegura Franco, están sometidos a “estrés límite”. La UDEV, que investiga los robos en domicilio y homicidios como los de Samuel Luiz o Yoel Quispe, “no tiene personal”, dice, y muchos de los agentes “están solicitando el traslado a otros grupos” por el exceso de trabajo. Desde la Confederación Española de Policía (CEP) remarcan que “falta personal desde hace años”.

Alta tasa de hurtos

Pese al aumento de robos y agresiones sexuales, la ciudad quedó por debajo de la media nacional en la mayor parte de delitos en 2023. Solo la superaron los homicidios, de los que hubo tres casos, los ciberdelitos diferentes a las estafas, en un 13%, y, sobre todo, los hurtos. En este crimen la ciudad sobrepasa un 30% la media nacional, y es el principal responsable de que la tasa delictiva se encuentre en un nivel equiparable al del resto del país.

Franco señala que “se puso muy de moda” el robo de carteras en el que luego los delincuentes usan las tarjetas para cometer estafa en “estancos, taxis o establecimientos de comida rápida”, y señala que, aunque los autores son muy variados, hay criminales que “van entrando y saliendo de prisión permanentemente”. Antonio García cree que los autores son “casi siempre la misma gente”, con algunos que “coges por la mañana” y están de nuevo en la calle “por la tarde”.

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