Fin al poblado chabolista de A Pasaxe tras 38 años con el desalojo del último residente
Costas recurrió a la vía judicial para echarlo
Inés Rey asegura que se le ofrecieron siete alternativas habitacionales que rechazó
El plan ahora es crear una gran senda verde
Ana Carro / ana rodríguez
El poblado chabolista de A Pasaxe ya es historia. Tras 38 años desde su origen, motivado por el desalojo de A Cubela, ayer abandonó el lugar el último residente de este asentamiento por orden judicial. La Demarcación de Costas realiza ahora labores de demolición y limpieza de la zona, que prevé convertir en una senda verde.
Efectivos de la Policía Nacional y Local se desplegaron ayer a primera hora de la mañana a la zona para dar apoyo a la Dirección General de Costas en el desalojo del asentamiento chabolista. Según fuentes cercanas al caso, el último residente ya había abandonado el lugar cuando llegaron los policías. La alcaldesa, Inés Rey, explicó que este “no aceptó ninguna de las siete alternativas habitacionales” que se le ofrecieron. En el poblado sí se encontraban hijos y otros familiares, que entraron en su chabola para recoger sus cosas. Sacaron de allí varios enseres. A continuación, sobre las 11 de la mañana, se iniciaron los trabajos de demolición. Al lugar se desplazó también personal del Ayuntamiento —trabajadores de los servicios sociales— y una unidad móvil de descontaminación.
“Día histórico”, así calificó Rey el desalojo del poblado chabolista de A Pasaxe. “Se pone fin a casi 40 años de asentamiento chabolista”, resumió en una rueda de prensa convocada de manera urgente.
La regidora, que aplaudió la “intensa labor”, especialmente “los últimos cinco años”, manifestó que así “culmina un intenso trabajo con el objetivo de recuperar el espacio y darle una vida digna” a las personas que se encontraban en este poblado, en el que no había “ni las más mínimas condiciones habitacionales”.
“Era insalubre”, destacó, y reconoció que el proceso fue “lento” porque “cada familia necesitaba un seguimiento personalizado”. Tras “un largo trabajo de diálogo”, expuso, se ha podido desalojar el asentamiento sobre los terrenos de la antigua conservera Celta, de los que es titular Demarcación de Costas.
Rey recordó que “en 2017 allí había 35 familias” y “en 2019 comenzaron los realojos”, un “proceso lento” que continuó en julio de 2020 con la salida de “doce personas de forma voluntaria”, momento en el que también se demolieron algunas infraviviendas para “evitar que fuesen usadas” de nuevo. Entonces, apuntó, quedaban “trece familias” y en 2022 “ya estaban realojadas menos una”.
La alcaldesa detalló que a este último residente se le ofrecieron “siete alternativas habitacionales”, pero las rechazó. “No quedó otra que acudir a la vía judicial para el desalojo, que culmina de forma pacífica”, añadió. Se pone así “fin a un problema” que se inició “en 1986”. “A Coruña recupera su costa y decenas de personas que malvivían se encuentran ahora en viviendas dignas”, comentó, a la vez que incidió en que “en 38 años, nadie logró este objetivo”. Inés Rey, que también recordó el fin de los poblados de Penamoa y Orillamar, manifestó que este es “el camino a seguir”. En la ciudad todavía quedan dos poblados en activo que se ubican en As Rañas y O Portiño.
Sobre el futuro de los terrenos de A Pasaxe, avanzó que se trata de “un espacio privilegiado” en el que se “creará una gran senda verde para conectar la ciudad con la ría de O Burgo”. La regidora agradeció el “compromiso del Gobierno del Estado para esta actuación”, que es quien ahora se encargará de “las labores de limpieza y recuperación del dominio público marítimo-terrestre con un presupuesto de más de dos millones de euros”. El PP ha celebrado el desenlace, recordando que se trata de “un trabajo que involucró a varios gobiernos municipales durante varios años”. “Se abre una oportunidad para recuperar un espacio privilegiado”, señalan.
La familia del desalojado: “Está muy afectado”
El último residente de A Pasaxe que ayer tuvo que abandonar el poblado por orden judicial no quiso atender a los medios pues, según su familia, “está muy afectado”. Aseguran que “está muy mal”, a pesar de que ya tenía “la carta del Supremo” sobre la orden de desalojo, por lo que no le cogió de sorpresa. La familia detalló a este diario que estaban viendo a través de los medios cómo se derribaba la chabola. También se acercó hasta A Pasaxe el pastor evangélico, Ricardo Jiménez, que intentó negociar con los policías para que los hijos del último residente del poblado accediesen a su chabola. “Vine a las nueve pero no nos dejaron pasar. Están ahí todas sus cosas y la chatarra”, comentó. Explicó que acudió hasta el lugar para “mediar pacíficamente”. “No está bien lo que están haciendo”, lamentó. Sobre el último residente expresó: “Está enfermo por todo esto”.
Costas derriba tres construcciones
Sobre las once de la mañana de ayer, personal ataviado con equipos de protección individual y una excavadora procedieron a la limpieza y demolición del poblado de A Pasaxe. Se derribaron tres construcciones. Una de ellas, junto a la conservera Celta, es en la que vivía el último residente del asentamiento.
La otra, que acabaron de derribarla por la tarde, se encuentra justo bajo el Materno. Fuentes cercanas al desalojo informaron que allí no residía nadie, pero sí era un lugar al que acudían personas asiduamente.
De hecho, en el momento del desalojo, había individuos en su interior, pero no se resistieron y abandonaron esta pequeña edificación al instante. La tercera construcción que se va a demoler está en A Pasaxe junto al chalet Wonenburger. Ayer iniciaron la retirada de enseres y de los tejados.
En esta edificación se había asentado hace un tiempo el hermano del último residente del poblado chabolista, pero ayer tampoco se encontraba en la zona cuando llegaron los policías a A Pasaxe.
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