A Coruña necesita construir el equivalente a 42 nuevos Méndez Núñez para llegar a las zonas verdes previstas en el plan general

A cada vecino le corresponden menos de 13 metros cuando el objetivo marcado en 2013 es de 15,1

Hay proyectos sin desarrollar que permitirán aumentar la superficie, como el parque Alto o la reforma de los muelles interiores

La zona en la que el plan general prevé construir el parque Alto que nunca se puso en marcha. |   // LA OPINIÓN

La zona en la que el plan general prevé construir el parque Alto que nunca se puso en marcha. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

Cuando el Ayuntamiento aprobó en 2013 el actual Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), el texto que organiza el urbanismo en la ciudad, la ciudad contaba con unos 9,6 metros cuadrados de zonas verdes por habitante. La cifra ha aumentado de manera sustancial, y, según las estadísticas municipales más recientes, en 2022 se rozaron los 12,7 metros, pero en buena parte se debe a que el Concello cambió la definición de zona verde e incluyó espacios que antes no se contabilizaban. Aun con este incremento, la ciudad está un 16% por debajo de los objetivos del PGOM, que proyectaba llegar a 15,1 metros cuadrados de parque por cada coruñés. Para alcanzar esta meta, habría que construir el equivalente a cerca de 42 Jardines de Méndez Núñez.

Que no se haya podido conseguir esta ratio no se puede achacar al crecimiento de población, pues, entre 2013 y 2022, la ciudad perdió algo más de 1.200 vecinos. Más bien, los espacios verdes apenas se incrementaron. En el año en el que se aprobó el PGOM sumaron algo más de 2,35 millones de metros cuadrados, y en 2021 se había subido hasta algo menos de 2,5 millones, es decir, un 8,2%. El gran salto se produjo entre 2021 y 2022, cuando se subió hasta superar los 3,1 millones de metros. Este aumento es “especialmente notorio” según el propio Observatorio Urbano del Ayuntamiento, y el Concello lo achaca en parte a la ampliación de zonas verdes en zonas como Xuxán. Pero también a un cambio contable, ya que “anteriormente solo se contabilizaban jardines y ahora también se contabilizan otras zonas verdes como bosques periurbanos”.

Para llegar a la cifra objetivo habría que construir unos 629.000 nuevos metros cuadrados de parque, casi el doble que el conjunto del parque de Bens. O, para poner un símil más próximo al centro, el equivalente a casi 42 veces los jardines de Méndez Núñez, que tienen algo menos de 15.000 metros cuadrados.

La cifra sobrepasa las ampliaciones de la ciudad que están en marcha: el proyecto urbanístico de San Pedro de Visma, que prevé construir unos 3.500 pisos prolongando O Ventorrillo, contempla 90.000 metros cuadrados de zonas verdes y áreas de juego y descanso. Y, aunque se convirtiese todo el ámbito en un parque, la ciudad quedaría por debajo de los objetivos del PGOM, pues contando zonas construidas, viarios y equipamientos públicos la extensión es de medio millón de metros.

Pese a lo ambicioso de los objetivos, la ciudad sí que tiene zonas que permitirían acercarse a la meta. Una son los muelles interiores, Batería, Calvo Sotelo, Petrolero y San Diego, que suman 800.000 metros cuadrados a lo largo del interior de la ciudad y para los que se prevé que queden libres de usos portuarios a lo largo de esta década. Su rediseño por parte del urbanista Juan Busquets en 2006 planteaba 3.000 viviendas, pero también una expansión de los espacios públicos y zonas verdes. Renovar la zona permitiría extender, precisamente, los jardines. El futuro de los muelles sigue sin definirse, si bien la semana pasada la alcaldesa, Inés Rey, y el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se comprometieron a alcanzar un protocolo para blindar su carácter público.

Y el propio plan general de 2013 establece proyectos que permitirían acercarse la meta, pero que no se han llegado a materializar. El más importante es el parque Alto, un proyecto para reurbanizar el entorno de la cantera de As Rañas, entre Pocomaco y Agrela. El plan general establece una amplia zona de casi un millón de metros cuadrados urbanizables, entre la cantera, los polígonos y la tercera ronda, en la que se crearía un nuevo parque empresarial, denominado Ciudad de la Tecnología.

De acuerdo con el PGOM, los edificios que la conformarían tendrían un “mínimo impacto ambiental y paisajístico”, e incluso se preveía que las cubiertas estuviesen ajardinadas. En las zonas libres de edificios se crearía un “gran parque forestal”.

Sin los corredores ecológicos

Otra de las previsiones del PGOM era establecer una amplia red de más de 118 kilómetros de “sendas urbanas” y “corredores verdes”, un total de 36, que teóricamente ya tendrían que estar completados. Aunque desde entonces los diversos Gobiernos locales han hecho actuaciones que se pueden considerar equivalentes, el programa como tal nunca se ejecutó. Entre los proyectos que primero se desarrollarían estaba una senda verde de 17 kilómetros que ampliaría el paseo marítimo y recorrería el litoral del municipio, desde San Roque y As Xubias. Otro, interior, iría desde Os Rosales a la avenida de Oza, a lo largo de ocho kilómetros.

Un tercero recorrería el Camino Inglés desde el límite con Culleredo hasta Pescadería, y el Concello contaba conque la Xunta y la Diputación cofinancias en otra senda verde por Feáns con un coste estimado de siete millones. En una segunda fase se construirían más tramos, con un coste estimado de 25,4 millones, y se invertiría una cifra similar para reurbanizar más de 40 vías, como la tercera ronda o la avenida de Glasgow, y configurar una “malla verde”.

Los profesionales del Urbanismo reclaman no dejar que muera la idea. El arquitecto Carlos Pita, que era delegado en A Coruña del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) durante la aprobación del plan general, declaró a este diario que “no hay que abandonar” la red proyectada. La también arquitecta Isabel Aguirre elaboró una estrategia de infraestructura verde para la ciudad y su área metropolitana y defendió en declaraciones a LA OPINIÓN que “las zonas verdes aisladas impiden la conectividad de los ecosistemas”, mientras que los corredores ecológicos podrían ser un “elemento vertebrador” de la ciudad.

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