Las zonas verdes por vecino de A Coruña están un 31% por debajo del objetivo del plan general tras 10 años

La cifra actual de espacio dedicado a parques por habitante, 10,38 metros, equivale a la prevista en el ordenamiento anterior, de 1998 | La mayoría de los grandes proyectos de viales y viviendas permitidos siguen sin desarrollarse

Parcelas de Penamoa, donde el plan general prevé construir hasta unas 5.300 viviendas.   | // VÍCTOR ECHAVE

Parcelas de Penamoa, donde el plan general prevé construir hasta unas 5.300 viviendas. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

El Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) es el máximo documento urbanístico de un municipio, que establece a qué se puede dedicar los terrenos que lo componen, así como los objetivos de desarrollo. El de A Coruña se aprobó definitivamente ya en febrero de 2013, y establecía como objetivo aumentar las zonas verdes hasta conseguir llegar a 15,1 metros cuadrados de zonas verdes urbanas por habitante, pero la ciudad está todavía muy lejos de esa cifra. De acuerdo con el Observatorio Urbano municipal, en el último año con datos, 2021, apenas había 10,38 metros por persona, un 31% menos del objetivo al que se aspiraba.

As Rañas, tras las edificaciones del polígono de Pocomaco, donde el PGOM ubica el proyectado parque alto.   | // VÍCTOR ECHAVE

As Rañas, tras las edificaciones del polígono de Pocomaco, donde el PGOM ubica el proyectado parque alto. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

El dato, de hecho, coincide con el cálculo que la memoria establece como “alternativa cero”, esto es, dejar los espacios verdes como establecía el PGOM de 1998: a ese se le atribuyen 10,4 metros por vecino, esencialmente la cifra actual (si bien los números reales, cuando estuvo vigente, eran sustancialmente menores, según el Observatorio Municipal). Otra de las alternativas, descartada, indicaba una cifra de 13,7 metros cuadrados por cada vecino de la ciudad. El Concello no ha querido realizar evaluaciones a este diario sobre los datos, y tampoco sobre sus proyectos con respecto al futuro de las zonas verdes.

Si estos objetivos no se han cumplido, la explicación no pasa por el crecimiento de población, pues entre 2013 y 2021 la ciudad perdió unos 450 vecinos, sino a la falta de crecimiento de los parques. En 2013 eran unos 2,35 millones de metros, y en 2021, aproximadamente 2,55. Los metros verdes por vecino en 2013 eran algo menos de 9,6, lo que supone un crecimiento de apenas un 8,4%. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el Observatorio Municipal, es de entre “diez y quince metros cuadrados de zonas verdes por habitante”, por lo que da el objetivo por cumplido.

El plan general de hace una década preveía una expansión más importante de las zonas verdes, tanto en A Coruña como en el área metropolitana, pues indicaba que el nivel de desarrollo urbanístico de la ciudad requería “una urgente mejora” en los espacios naturales. La gran propuesta era la creación de un “parque alto” entre las zonas de Pocomaco y Agrela, en el entorno de la cantera de As Rañas.

El núcleo de este proyecto es una amplia zona de suelo urbanizable, casi un millón de metros cuadrados, entre la cantera, la tercera ronda y los polígonos industriales ya existentes. Por comparación, el parque de Bens, el mayor de la ciudad, es de 337.746 metros.

No toda la superficie quedaría como zona verde, ya que en esta parcela también se permite la creación de un parque empresarial que nunca se puso en marcha, la Ciudad de la Tecnología, aunque esta tendría un “mínimo impacto ambiental y paisajístico”.

Pero el PGOM indica que en el espacio libre de edificios se configuraría un “gran parque forestal” . El terreno sería reforestado con “especies autóctonas” y se incorporarían “sendas peatonales y espacios públicos de estancia y disfrute de la naturaleza”. También habría “elementos” por definir pero con una anchura “mínima de 20 metros” que salvarían la zona de las canteras, reservada para usos terciarios. Estos, señala el plan general, “permitirían la conexión entre las diferentes zonas del parque”.

Las cubiertas de los edificios que se construyesen, siempre según las indicaciones del PGOM, serían “preferentemente ajardinadas” para conseguir su “adecuada integración” con el parque. Este se podría extender a otras zonas, como una parcela de unos 28.000 metros cuadrados en O Martinete que el Concello contemplaba “obtener y urbanizar” para incorporarlo como un tramo del parque alto.

La conversión de los terrenos en parque, si llega a efectuarse, probablemente aún tarde en desarrollarse: aunque el convenio para recalificar los terrenos data ya de 2009, y los promotores volvieron a reactivar el proyecto en 2017, pero el anterior Gobierno local declaró caducada la tramitación en junio del año siguiente los interesados recurrieron la decisión en 2018.

El PGOM de 2013 también establece un ambicioso plan de “sendas urbanas” y “corredores verdes”: la suma serían algo más de 118 kilómetros, en comparación con apenas 9,6 del plan del 98. De acuerdo con la documentación del plan general más reciente, estos corredores verdes serían un total de 36 (si bien varios eran en realidad tramos de otros más extensos), y estaba previsto que todos se completasen en 2019.

Antes de 2015 iban a construirse los “corredores verdes singulares” que agrupaban diez tramos, de los que los más importantes eran el “corredor territorial costero” y “corredor territorial interior”, con un coste de más de 21 millones de euros entre ambos.

El primero, con una longitud de más de 17 kilómetros, vendría a ser un paseo marítimo ampliado, y, esencialmente, pasaría por toda la costa del municipio. Empezaría en el límite de A Coruña en San Roque, iría por la avenida del mismo nombre y Pedro Barrié, pasaría por el paseo marítimo y el de la Dársena y transcurriría por la avenida de Montoto y As Xubias.

El interior pasaría por Os Rosales, la tercera ronda, Agrela y la estación intermodal que ya entonces se proyectaba, para finalmente ir por las calles del Oleoducto y General Sanjurjo, la actual avenida de Oza. La longitud total sería de cerca de ocho kilómetros.

También se planteaba para antes de 2019 un corredor verde a través del Camino Inglés hasta el límite con Culleredo hasta Pescadería, algo más de 4,2 kilómetros, y otros por Feáns, con un coste de unos siete millones. El Ayuntamiento esperaba solo pagar la mitad del coste, y que el resto se lo repartiesen la Xuntay la Diputación.

En una segunda fase, hasta 2019, se construirían el resto de tramos. Los más largos, de más de dos kilómetros, serían el que transcurriría entre San Pedro de Visma y la calle de Pasteur y otro que enlazaría la Universidade con Alfonso Molina. Otro corredor de 1.750 metros transcurriría por la carretera de los Fuertes, que conduce al monte de San Pedro, hasta Archer Milton Huntington, y un tramo con longitud parecida iría de San Pedro de Visma a la avenida de La Habana. Las fichas del plan general calculan un coste de cerca de 25,4 millones para estas partes, esta vez ya abonados íntegramente por el Concello. Al menos un tramo sí se llegó a realizar: el de la calle Orillamar, si bien sí que se construyó un “corredor verde” en Novo Mesoiro que no estaba previsto en el plan, y se han realizado peatonalizaciones y reurbanizaciones verdes de vías.

Y con un gasto similar casi idéntico a la de esta segunda fase, el PGOM prevé reurbanizaciones de algo más de cuarenta vías para configurar una “malla verde” que serviría para conectar entre sí los corredores anteriores. Las más importantes serían las de la tercera ronda y la de la avenida Alfonso Molina y el parque de Eirís.

Otras se realizarían en el entorno de la refinería, la avenida de Glasgow, la calle Manuel Azaña, la avenida de Monelos y la plaza de María Pita. El objetivo que pone el PGOM es completar estas actuaciones en el cuatrienio 2020-2023.

Infraestructuras pendientes

El plan general también incluye el objetivo de incrementar la longitud de la red de tranvía, de los 7,4 kilómetros del plan de 1998 (esto es, el trayecto por el paseo marítimo) a 23,9 kilómetros. El organigrama de cumplimiento del plan general proyectaba para 2016-2019 una “fase 2” con tramos a la estación intermodal, “hospitales” y San Diego, con un coste de más de 81 millones de euros. Esta obra no solo no se acometió sino que el transporte público eléctrico de la ciudad lleva fuera de servicio desde 2011; con el actual Gobierno local se extinguió formalmente al servicio y acometió la retirada de postes y soterramiento de las vías.

Terrenos del futuro polígono de San Pedro de Visma, con el barrio de O Ventorrillo al fondo. |   // CARLOS PARDELLAS

Terrenos del futuro polígono de San Pedro de Visma, con el barrio de O Ventorrillo al fondo. | // CARLOS PARDELLAS / José Manuel Gutiérrez

También han quedado sin hacer un buen número de nuevos viales previstos en el plan general. El más importante era el enlace entre la tercera ronda y el polígono de Vío, ocupando una amplia franja de espacio que queda al Norte de este parque empresarial y del de Pocomaco, vecino por el Este.

Hacerse con los terrenos, según las estimaciones del PGOM, costaría cerca de 1,1 millones de euros, pues habría que expropiar 278.500 metros cuadrados de monte, y la obra total rondaría los 32 millones. (dependiendo de la parte del plan que se mire, los precios oscilan). Otro proyecto, para enlazar Novo Mesoiro y A Zapateira, costaría cerca de catorce millones de euros. Prolongaría la DP-0512, que entra en la ciudad por Uxes, y seguiría hasta cerca de la AC-14 y los accesos a Pocomaco y Novo Mesoiro.

Una iniciativa importante y que ya debería haberse iniciado según el PGOM es la carretera paralela al mar que enlaza A Coruña y Arteixo, que se llevaría 7,4 millones. Se trata de una nueva vía que partiría de la rotonda de O Portiño y suplantaría a la pista, en parte sin asfaltar, que actualmente pasa junto a la depuradora y la playa de Bens.

Tampoco se ha cumplido el plazo de otra obra, por aproximadamente cinco millones de euros (aunque este coste, como todos los demás, debería actualizarse si se llevase a cabo), que preveía remodelar el nudo de la intersección de la AC-11 y la AP-9, donde los vehículos que llegan desde la autopista del Atlántico y A Pasaxe entran en la avenida de Alfonso Molina. Afectaría a unos 8.500 metros cuadrados entre la antigua fábrica de armas (ahora la Ciudad de las TIC), Palavea y Coca-Cola.

Otro proyecto que ya debería haberse realizado, aunque es relativamente menor en comparación con los anteriores, preveía gastar unos 527.000 euros. En una carretera para unir los polígonos de Vío y Pocomaco con Novo Mesoiro por el oeste de este barrio. Partiría aproximadamente del actual aparcamiento municipal junto a la rotonda de las calles Fragas do Eume y Ribeira Sacra, en el límite occidental de la zona residencial, hasta la calle Blasco Ibáñez, ya en Vío, cerca de por donde pasan las viejas vías del tren.

Ya fuera de las infraestructuras del transporte, entre las previsiones del plan también se incluían otras obras que no se desarrollaron, como la ampliación de la planta municipal de tratamiento de residuos de Nostián, en la que estaba prevista una ampliación de 22 millones para el periodo 2012-2015.

También en ese cuatrienio se apostaba por incrementar el número de contenedores y puntos limpios, una inversión de cerca de dos millones. Se establecía como objetivo llegar a los 11.234 colectores de residuos orgánicos e inorgánicos, cuando a 2021, el último año con datos, eran 9.561 (un 15% menos).

Sin los grandes polígonos

El plan general, según se recoge en su memoria, prevé un incremento de casi cuatro millones de la superficie residencial, que quedaría, descontando las plantas bajas, en 3,2 millones (unos 32.000 pisos, aproximadamente, si bien el PGOM calcula que serían algo menos de 25.000 viviendas principales). Pero la construcción ha sido sustancialmente menor. Aunque el dato no es estrictamente comparable, de acuerdo con datos del Instituto Galego de Estatística, la variación neta del parque de viviendas en la ciudad entre 2013 y 2021, el último año para el que se da una cifra, ha sido de algo menos de 1.550.

Este déficit en relación a lo que permite el plan, probablemente, se debe al atasco de la mayoría de los grandes proyectos urbanísticos en bolsas de suelo previstos en el PGOM de hace una década (estos no ya con una responsabilidad municipal, como es el caso de los corredores verdes). Entre estos destacan una decena de grandes urbanizaciones de suelo urbanizable delimitado (SUD), esto es, fincas en las que se podría empezar a construir a medio plazo, que suman aproximadamente 1,5 millones de metros cuadrados de edificabilidad residencial (lo que sería, siempre de modo aproximado, unas 15.500 nuevas viviendas).

Dos de ellos se encuentran en el oeste del municipio. Uno es el de O Portiño, con más de medio millón de metros cuadrados de superficie y en el que se permiten construir unas 3.280 viviendas. El plan para construir allí es antiguo: los promotores presentaron un proyecto en 2005, en 2008 se aprobó un plan parcial y hubo un intento de reactivarlo en 2018. En 2020 el Ayuntamiento señaló a este diario que había trasladado a los promotores que “no tiene en expectativa” iniciar esa urbanización.

Muy cerca está el proyecto de Penamoa, el más amplio de los que permite el plan general y que suma más de un millón de metros cuadrados de suelo urbanizable. Allí el PGOM permite levantar en torno a 5.300 viviendas, con bloques de pisos de hasta ocho plantas. El proyecto permanece aparcado. En la zona del núcleo tradicional de O Martinete, entre Pocomaco, Someso y la Universidade, la previsión era de 700 viviendas.

Ya en el sureste de la ciudad, se prevé la segunda urbanización en tamaño de las previstas en los SUD, el proyecto del Monte Mero: unas 4.256 viviendas entre Alfonso Molina, la Fábrica de Armas, A Pasaxe y Xuxán. Situado entre Alfonso Molina, la AP-9 y la carretera a Santiago estaría otro proyecto, el del Monte Alfeirán, con posibilidad de levantar unas 750 viviendas. A esto se suman proyectos de menor tamaño en As Rañas y A Zapateira, todos para viviendas unifamiliares.

El PGOM recoge con otra figura, el SURT, el desarrollo del antiguo parque ofimático, ahora Xuxán, en el que sí se ha construido, y otro en San Pedro de Visma en el que los constructores, pendientes de la aprobación definitiva del proyecto de urbanización, prevén unas 3.500 viviendas, con edificios de hasta una veintena de plantas. Y el Concello aceptó a través de un convenio en 2004 permitir el aprovechamiento urbanístico de los muelles interiores, donde se preveían miles de viviendas tras el traslado de la actividad a punta Langosteira (cuya construcción tendrían que financiar). El Ayuntamiento lo considera extinto, pero no así el Puerto.

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