Las empresas industriales y de construcción de A Coruña caen un 25% en cuatro años: “Es una sangría”

Los sindicatos denuncian que el cierre de Alu Ibérica arrastró a las compañías auxiliares | Desde Agrela indican que hay sociedades que llevan la producción fuera de la ciudad y mantienen instalaciones comerciales y de distribución

Instalaciones del polígono de Agrela, en A Coruña.   | // CARLOS PARDELLAS

Instalaciones del polígono de Agrela, en A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS / Enrique Carballo

En cuatro años, el número de empresas abiertas en A Coruña ha caído un 11%, y el sector secundario es el más castigado. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019, antes del COVID, la ciudad contaba con 699 compañías dedicadas a la industria, que han bajado a 512 en el 2023, el último año con datos: la caída es de casi el 27%. En el mismo periodo, el número de empresas de construcción ha descendido cerca de un 25%, con más de 500 empresas menos, hasta quedar en 1.636.

Aunque en este segundo sector la disminución de sociedades tiene que ver con la concentración empresarial, los sindicatos coinciden en que la caída de empresas manufactureras, más allá del efecto COVID es una muestra de la creciente desindustrialización de la comarca, con el cierre de fábricas en la ciudad como la de Alu Ibérica. En palabras de Juan Carlos López Corbacho, antiguo presidente del comité de empresa de la aluminera y ahora secretario general de Industria de Comisiones Obreras en Galicia, “es una sangría”.

El secretario general de UGT en la comarca de A Coruña, Ángel Iglesias, ve clara la “reducción de la actividad industrial en la comarca”, y, aunque las estadísticas del INE no indican en qué sectores de las manufacturas ha habido mayor caída, cree que el “bajón” se dio sobre todo en el metal. Aquí incluye a Alu Ibérica, la antigua Alcoa, “más las compañías auxiliares que trabajaban para ella”, y también advierte de que “se está perdiendo industria auxiliar de las empresas energéticas”.

Su lectura de la caída en el número de constructoras es menos optimista, ya que en este caso, considera, “antes había una atomización de empresas mucho mayor que ahora” y han ido quedando las que “tuvieron músculo financiero para sobrevivir, concentrando más actividad”, pero sin que esto implique que el sector esté en decadencia. Así, “el repunte de la construcción a partir de 2021 o así ocurre con un menor número de empresas, con mayor volumen y más actividad”.

Para el secretario comarcal de Comisiones Obreras en A Coruña, José Cristóbal Gómez, sobre el descenso de empresas no hay “respuestas simples”, y sí varios factores en juego, pero uno de ellos es que, en su opinión, la concentración empresarial se está dando de forma generalizada tras la pandemia. El cierre del COVID fue “un enorme test de estrés a todas las empresas y muchas de ellas, sobre todo las más pequeñas” tenían un margen de maniobra “escaso”. Actualmente “seguimos arrastrando los efectos de la crisis” y el mercado se ha ido concentrando en “empresas de mayor tamaño”.

Pero el caso del sector industrial, especifica Gómez, hay una decadencia que “se viene observando desde hace décadas” y se corresponde con una terciarización de la economía en general, pero que se da en A Coruña “en mayor medida”. El secretario comarcal de Comisiones Obreras pide “iniciativas públicas” para promover la instalación de fábricas, y aprovechar para ello los fondos de recuperación europeos.

Y para López Corbacho la situación de la industria coruñesa ya es “alarmante”, con una aportación al PIB seis puntos por debajo del 20% que, señala, la Unión Europea, pone como referencia para una “economía sostenible” y sin que exista “una planificación en política industrial” por parte de las administraciones. El secretario de Industria de Comisiones Obreras, que vivió la desaparición de Alu Ibérica, defiende que la industria va “bajando”, y pone como ejemplo la antigua aluminera, que, en 2012 tenía más de 500 trabajadores y unos 360 cuando cerró, tras años trabajando por debajo de la producción máxima. Además, la fábrica “arrastra también al empleo indirecto, con talleres que trabajaban casi al 100% para nosotros, por lo que habría que duplicar la cifra” de empleos perdidos.

El de Alu Ibérica es uno de los ejemplos que pone Xabier Filgueira, secretario de la CIG en la comarca de A Coruña, para ilustrar que la zona se esté convirtiendo “en un desierto industrial”, con una “ausencia de políticas y de un plan de industrialización y empleo”. En años pasados, señala, el área coruñesa perdió otros referentes, como la Fábrica de Armas, el cierre de industrias químicas que trabajaban para el sector eólico o el cese de actividad de Emesa, ubicada en Coirós; y la caída de cada empresa “referencial”, recuerda, arrastra a otras auxiliares que le dan servicio. “Lo único que nos queda es la refinería”, resume Filgueira.

Teresa Firvida es la gerente de Agrela, el principal parque empresarial de la ciudad en cuando a industria, e indica que el polígono “no refleja” los datos del INE, pues no ha vivido un disminución de empresas. “La mayoría son muy estables y están muy consolidadas”, explica. Lo que sí ha ocurrido es que empresas “dejen la parte comercial en Agrela y abran en otro sitio la fabricación” por cuestión de espacio. Recuerda casos de empresas que se fueron y volvieron para situar su distribución en el polígono “porque sus clientes les demandan esa cercanía”.

Pérdida de “comercio local”

Tras la industria y construcción, el sector más perjudicado en los últimos cuatro años ha sido el del comercio, transporte y distribución, que ha perdido el 16,1% de las empresas. Desde UGT, Ángel Iglesias lo relaciona con la “pérdida de comercio local”. Desde 2019 también han caído las empresas de actividades financieras y de seguros, en un 11,9%, y las dedicadas a actividades profesionales y técnicas, un 12,3%.

En cambio, las sociedades dedicadas a actividades inmobiliarias han crecido un 10,6% desde 2019, y ya alcanzan las 1.285, más del doble que las compañías industriales. No siempre fue así: en 2012 eran 714, por 806 compañías manufactureras, pero desde entonces la industria ha ido cayendo casi todos los años y el sector inmobiliario ha vivido el proceso contrario.

Las empresas de información y comunicaciones han tenido un pequeño repunte, del 3,5%, desde 2019, mientras que las compañías coruñesas de educación, sanidad y servicios sociales han crecido un 0,9% y las que el INE clasifica como de “otros servicios personales” han subido un 1,1%. El conjunto, las empresas del sector terciario han bajado un 4,7%.

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