Luis Rodríguez Vaz (Vilardevós, 1942) recibirá mañana el homenaje de sus compañeros y amigos por más de cuatro décadas dedicado al fútbol. Director durante 40 años de la Escuela Gallega de Entrenadores, dirigió también al Deportivo en dos etapas. Conoció a grandes figuras de este deporte.

-¿Se le recuerda más por haber dirigido la escuela de entrenadores durante 40 años o por hacer debutar a Fran y José Ramón?

-Ya en la primera etapa que estuve en el Deportivo, en la temporada 1981-82, independientemente de Vicente Agulló, había unos jugadores... Como Ramiro, como Chechu, como Marcos. Posiblemente me olvide de algunos, porque ya soy mayor. Después en la época de Fran y José Ramón estaban los Bodelón, Busto, Mella, Mauri... Había unos jugadores tremendos, había muchísima más calidad que ahora.

-¿Encuentra alguna explicación para eso?

-La única explicación que le encuentro es que antes había menos equipos. A lo mejor había los mismos jugadores que ahora, pero al haber más equipos te parece que los jugadores de ahora no son tan buenos como los de antes. Lo único que sé es que cuando estaba en el Fabril las pasaba negras la última semana de agosto, porque tenía que eliminar a mucha gente.

-¿Dejó a muchas jóvenes promesas en el camino?

-A muchas. Seguro que he sido injusto con algún futbolista. Rechacé jugadores que posiblemente hubieran llegado a jugar en Segunda División.

-Peregrinó por toda Galicia como entrenador, ¿queda algún equipo en el que no trabajara?

-Fue una maravilla. Estuve encantado en todos los equipos en los que estuve. Solo me faltaron Celta y Pontevedra.

-¿Alguna vez le dijo que no a alguien?

-A todos les dije que sí. A todos los que me llamaron.

-Hasta el punto de que aceptó una oferta del Ourense para un partido...

-Faltaba una jornada para terminar la Liga, estaba de entrenador Teixidó y teníamos 15 días para preparar ese partido porque jugaba la selección española. El presidente me llamó un domingo a las once de la noche y me dijo: 'Mira, nos queda por jugar un partido. Tenemos que ir a Almería y ganar. ¿Estás dispuesto a entrenar al Orense?'. Yo le dije: 'Sí, voy'. Allá nos fuimos, entrenamos 15 días, ganamos 2-3, salvamos al equipo y me renovaron un año más.

-¿Le asustaba perder alguna oportunidad?

-Es que no hay que olvidarse que posiblemente España sea el país del mundo en el que más entrenadores de fútbol hay.

-¿Y usted cómo decidió irse a Madrid para hacer el curso?

-Yo empecé aquí. El de entrenador regional lo obtuve en 1967 y en el 69 convocaron el curso nacional. Entre Arsenio (Iglesias) y yo nos fuimos allí a Madrid, con Puskas y compañía.

-¿Aprobaron?

-Sí, los dos.

-¿Y Puskas?

-También. Era un espectáculo. Primero como compañero, con la calidad que aún le quedaba como jugador, y después como persona... Era auténtico oro molido.

-¿Qué tiene que hacer uno para estar durante 40 años en el mismo cargo?

-Estarían contentos con mi labor. Estamos personalizando en mí, pero he tenido detrás un grupo de profesores tremendo.

-¿Siente que se ha perdido algo por su dedicación al fútbol?

-Nada, al contrario. El fútbol a lo mejor me ha impedido disfrutar más de mi familia.

-¿Le ha compensado?

-Es que lo llevaba dentro. Me gustaba. Todo lo que hacía era una satisfacción. Yo he vivido para esto.