"Me llegó tarde, pero por fin he encontrado la madurez", reflexiona Juan Fariza tras su primera temporada en el ValdagnoValdagno. El jugador coruñés, de 31 años, fue la revelación del curso en Italia. Sexto máximo realizador de la Serie A1 con 34 goles, guió a su equipo a conseguir la permanencia en un año difícil para un club acostumbrado a ganar títulos pero que decidió dar un paso atrás con el objetivo de remodelarse y volver a ser campeón. Para ello cuentan con el ex del Cerceda, que ha renovado por una temporada más: "Mi intención es, si el club quiere y yo sigo jugando bien, quedarme más tiempo y llegar a ganar algo con el Valdagno. Estoy muy comprometido. Ellos me quieren mucho, me tratan muy bien y a mí me apetece corresponderles sobre la pista".

Como por ejemplo, con sus cinco goles en la victoria en el derbi contra el Bassano (9-5). "Allí ganar un derbi es increíble. Es casi como ganar la liga. Ya había ganado con el Cerceda al LiceoCerceda Liceo, pero en el fondo, estábamos contentos nosotros y nuestras familias. Allí venía gente a la que no conocía de nada y me daba besos porque se iba para casa más contenta gracias a la victoria. Es increíble jugar para una afición así", dice. Porque la pasión con la que la grada vive el hockey sobre patines en Italia es una de las principales diferencias con las que se encontró: "Hay mucha gente en la pista, gente que lo vive de verdad y que si perdemos, después no duerme por la noche. En serio. Al principio pensaba: 'Estos están locos'. Te hacen sentir la responsabilidad de que tienes que dar lo mejor de ti mismo y te esfuerzas más para intentar corresponderles".

Se siente un profesional. "El Valdagno tiene una directiva que no he llegado ni a conocer a todos. El equipo tiene dos fisioterapeutas, un masajista, un mecánico, un preparador físico... es una estructura de club enorme. Hay mucha gente trabajando para él y se consiguen patrocinadores", aclara. "En Cerceda también estaba muy contento, pero no es un equipo profesional en el sentido de que tienes que trabajar a la vez que estás entrenando y compitiendo. Y es bonito el reconocimiento y el respeto de la gente. Por la calle te paran y te saludan. Si estás enfermo, te timbran en casa por si necesitas algo. Hasta a mi madre la reconocieron en el supermercado. Te sientes orgulloso de lo que haces y con más ganas de seguir", añade. El cambio de chip a profesional ya lo había dado hace dos años, con el Cerceda en la OK Liga. "Igual si me vengo a Italia con 25 años no estaba tan bien preparado como ahora, que me cuido y me preparo más", reconoce. "En verano me preparé en el estudio de entrenamiento personal Adrián Terrón y también trabajé con Kaizen Vita Psicólogos, que me ayudaron con mi progreso", continúa. El resultado fue inmejorable pese a que los comienzos fueron duros.

Ya antes de llegar se encontró con la noticia de que el equipo renunciaba a Europa: "Pensaron que era una forma de ahorrar para en el futuro volver a armar un equipo que ganara títulos. Pero había incluso rumores de que se le debía dinero a los jugadores. Justo cambió la directiva y conmigo cumplieron con todo". Después los problemas fueron de adaptación. "Al principio el equipo no arrancaba y me dio un poco de miedo haberme venido para descender a un equipo como el Valdagno", analiza. Incluso tuvo un bajón de salud, ya que pasó la mononucleosis. "Estaba también el problema del idioma, que estás lejos de casa y empiezas a echarla de menos. Y que el hockey es muy diferente, mucho más directo. Incluso me enfadaba un poco y pensaba que había que jugar con más calma", recuerda. "Pero cuando lo comprendes te diviertes mucho. Hay más gente en la pista, más dinero... lo peor son los árbitros. Llegué a echar de menos a los de España y creo que fui el líder de tarjetas azules", bromea.

Ofertas

"Si te gusta el hockey sobre patines, te acabas enamorando del juego que hacen en la liga italiana", sostiene. Se notó en el rendimiento final de la temporada. Y con él, empezaron a lloverle las ofertas. Algunas para los últimos cuatro partidos de la OK Liga, como la del Shum Maçanet, que se fijó en el coruñés para reforzar el equipo e intentar conseguir la permanencia: "No sabía que se podía hacer, pero les dije que no porque eran rivales directos del Cerceda y encima tenían que venir a jugar a su pista y también porque ya llevaba dos semanas sin competición y había perdido un poco la forma". No fue la única llamada que recibió. "Parece que te vas fuera y empiezan a verte, me siento más reconocido". Era una oportunidad para volver a España, donde ahora ve con tristeza "las pistas vacías". Por eso quiere quedarse más tiempo en Italia, ganar títulos y regresar para retirarse en el Cerceda. En el equipo rojiblanco encontró la madurez que había buscado y que ahora explota en el Valdagno.