Eduardo Galán Amor (Betanzos, 1957) recibirá el próximo miércoles un homenaje del fútbol gallego, en especial del Comité Técnico de Árbitros, en cuyo organismo ocupó el cargo de secretario general durante los últimos 29 años. Ahora, en el momento de su retirada, los árbitros gallegos quieren tributarle un cariñoso testimonio por su entrega y dedicación a un colectivo que solo tiene palabras de elogio hacia él.

- Al parecer dejó huella entre todos los que fueron sus compañeros como muestra que el miércoles quieran estar con usted a modo de homenaje.

-La verdad es que es un gran halago para mí. Que la gente se acuerde de uno demuestra muchas cosas, que te aprecia, que te quiere? Será algo muy emotivo porque incluso espero encontrarme con muchas personas con las que empecé hace ya 29 años. Estoy muy agradecido por esta iniciativa y me considero un privilegiado por haber permanecido durante tanto tiempo en ese mundo en el que fue tan feliz.

- ¿Recuerda cómo se produjo su llegada al Comité Técnico de Árbitros de Galicia?

-Recuerdo que entré en enero de 1989 cuando Óscar Medín era el presidente. En aquel momento buscaban una persona para dedicarse al Comité y ahí aparecí yo. Estuve un corto periodo de tiempo a prueba y continué ya durante 29 años. Eran otros tiempos, en ese momento los árbitros tenían la potestad de elegir a su presidente, como sucedió con Medín y también con Carreira Abad, pero después las cosas cambiaron porque ahora es el presidente de la Federación Territorial el que tiene la potestad para designarlo.

- ¿Había tenido antes alguna relación con el estamento arbitral?

-Ninguna. Era un mundo completamente nuevo para mí. Sin embargo, desde el primer día mostré un total compromiso y mucha ayuda por parte de mucha gente. Recuerdo que en aquellos tiempos me pasaba el día en el colegio (sede del Comité) y estaba Barritos (Juan Ángel Barros Botana, delegado del Deportivo que entonces estaba integrado en el colectivo arbitral), que se pasaba tardes enteras explicándome cómo funcionaba el colectivo y cómo funcionaba el Comité. Revisamos armarios, ordenamos papeles entre los que encontramos historias preciosas, hicimos archivos nuevos. Realizamos un montón de trabajo que después me sirvió en gran parte en el futuro.

- ¿Algún recuerdo o alguna anécdota en especial durante todo este tiempo?

-En 29 años hubo un montón de cosas buenas y buenísimas, también las hubo malas, como es lógico. Ver la evolución de numerosos árbitros que acabaron llegando arriba siempre me supuso una alegría especial; por el contrario, cuanto te llegaba el descenso de alguno de los colegidos nuestros me entristecía muchísimo. Haber conocido a tantas personas, tener el cariño de todas ellas, como el que yo les profeso, es sin duda lo mejor que me queda de todo este período. Soy una persona que se implica al cien por cien en todo lo que hago, y a los chicos, que después fueron creciendo, siempre les tenía muchísimo cariño y cuando les iba bien me alegraba, pero cuando veían del revés también me afectaba en el sentido negativo.

- Reconocerá que usted fue profesional de un colectivo que en el fútbol tiene muy poco reconocimiento.

-El arbitraje es el patito feo del fútbol, por eso quizá la unión y el compañerismo que existe en este colectivo es difícil de encontrarlo en cualquier otro.

- Pero usted no solo tiene el reconocimiento de los árbitros, sino que numerosos clubes le han mostrado su apoyo a lo largo de su trayectoria.

-Todos los lunes, después de la jornada del fin de semana, recibía llamadas de diferentes directivos para quejarse del arbitraje. En muchas ocasiones utilizaban adjetivos que no me gustaban y les comentaba que yo estaba dispuesto a escucharlos, pero siempre que utilizasen un lenguaje correcto. Al final, atendía, hablaba y el 90% de ellos acababan dándome las gracias, solo por escucharlos. Quizá en algunos casos necesitan desahogarse después de un resultado negativo. No me costaba trabajo escuchar y hablar, quizá también por eso tenga buena relación con numerosos dirigentes de clubes gallegos.

- ¿Siempre ocupó el cargo de secretario general?

-Sí, desde el primer día. De hecho durante 24 años fui el único empleado que tuvo el Comité Técnico de Árbitros. Era una época en que en las diferentes delegaciones de Galicia había colaboradores con ganas de trabajar desinteresadamente, como sucedía y todavía sucede en muchos de los equipos, en donde siempre hay una serie de personas que sacrifican su tiempo por el bien de su club.

- Ahora, tras su marcha puede ver desde fuera el avance del Comité.

-Cuando llegué había entre 350 y 400 árbitros en toda Galicia (unos 50 o 60 por Delegación) y muchos de ellos tenían que pitar tres o cuatro partidos durante el fin de semana. Ahora, que hay muchísimos más partidos, alrededor de 1.700 a los que hay que añadir los Veteranos y el fútbol sala, hay mucho menos problemas porque el Comité cuenta con más de mil árbitros. Influyó mucho y bien el que los jóvenes futbolistas menores de 18 años pudiesen compaginar jugando con sus equipos y arbitrando en las categorías inferiores. Empezaban en Fútbol 8 y acababan llegando incluso hasta juveniles. Esa decisión sirvió de mucho para que el Comité sea lo que es en la actualidad.