Se va Eduardo Lamas y llega Daniel Echevarría. El Liceo cambia de rumbo y de presidente tras trece años de mandato del que fuera secretario xeral para o Deporte de la Xunta de Galicia, que a su vez había tomado las riendas del club en 2005 tras el paso de la junta gestora que reemplazó a Augusto César Lendoiro. Fin de una era después de un proceso electoral más largo de lo habitual, que se complicó a mitad de camino y que llegó ayer a buen puerto al ser la de Echevarría la única candidatura presentada una vez finalizado el plazo fijado por la junta electoral -ayer a las 20.00 horas-, por lo que no será necesario concurrir a elecciones. Todavía quedará hasta el sábado, también a las ocho de la tarde, para que se pueda hacer oficial el nombramiento ya que ahora hay un plazo para presentar posibles alegaciones. El nuevo máximo dirigente del Liceo, no obstante, se pone ya manos a la obra porque tiene mucho trabajo por delante. Sin tocar los tres pilares del club, que son el equipo de OK Liga, -la joya de la corona-, el femenino y el filial de OK Plata, la nueva directiva, respaldada por varios exjugadores, trabajadores del colegio y empresarios de la zona de Matogrande, se centrará en reconstruir y recuperar dos de las estructuras más castigadas en los últimos años: las categorías inferiores y los socios.

El que fuera vicepresidente al inicio del mandato de Eduardo Lamas, desde 2005 hasta que se jubiló en 2013, presentó cerca de 50 avales, más de los 40 necesarios para poder optar a la presidencia. Todo en orden para que no ocurriera lo mismo que en la anterior convocatoria cuando, según la versión del club, tanto la candidatura de Eduardo Lamas como la de Miguel Ángel Viqueira, los dos aspirantes iniciales, tuvieron defectos de forma. De hecho, la junta electoral ya le había dado a ambos un plazo extra para arreglarlo ya que los avales del presidente en funciones aparecían sin el DNI de los firmantes. Fue lo que derivó en la suspensión de las elecciones que tenían que haberse celebrado el pasado 29 de septiembre, en la retirada de ambas candidaturas, con el compromiso firme de no volver a optar al cargo, y en la convocatoria de unos nuevos comicios, para los que ya solo se presentó Daniel Echevarría.

De la mano del hasta ayer exdirectivo, tanto del Liceo como de la Federación Gallega de Patinaje, nombres como los de José Luis Huelves, muy volcado en la sección de hockey sobre patines del colegio, ahora desvinculada del club -que solo asumió las categorías de alevín para arriba-, y delegado de la selección española de hockey sobre patines; y Willy Duarte, exjugador y exentrenador verdiblanco -también del Dominicos- que ya han comenzado a generar ilusión. En los próximos días Echevarría y su junta empezarán a tomar contacto con los entrenadores y jugadores para conocer sus situaciones, aunque fuentes cercanas al nuevo presidente aseguran que la transición está siendo plácida porque se están encontrando con la plena colaboración de Eduardo Lamas, que ya lleva unos días arreglando su salida y atando cabos sueltos. No hay ninguna intención, según también indican, de romper con el pasado, salvo que se encuentren con algo muy grave e inesperado, o de cierto revanchismo, si no más bien de continuidad en lo deportivo y de perfeccionamiento en lo social y económico.

Eduardo Lamas, procedente del mundo de la política con afiliación al PP, llegó a la etapa final de su mandato prácticamente en solitario y con los títulos como principal aval. Durante sus trece años el Liceo, en los que también fue condenado a cuatro meses por un delito de malos tratos, levantó una OK Liga, dos Copas de Europa, dos Supercopas de España -la última al inicio de esta temporada-, dos Intercontinentales, una Supercopa de Europa y una Copa CERS. En su bagaje positivo también esta la buena vista con los fichajes y su capacidad para salir de situaciones límite, con más vidas que un gato. Presumía de lo mucho que lograba con lo poco que tenía, pero esta defensa se convirtió en un arma en contra, porque la situación económica, derivada de la dura embestida de los años de la crisis global pero de la que ya no supo recuperarse, dependía de su gestión. Deja otra cuenta pendiente con la grada, cada vez más despoblada, sin lograr transformar los éxitos deportivos en afluencia de público al Palacio. Y el lastre de las salidas por la puerta de atrás de leyendas del liceísmo como Jordi BargallóJordi Bargalló o el técnico Carlos Gil. Ya es historia. Y pasado. Hora de mirar para el presente que encarna Daniel Echevarría.