La marcha de Xavi Malián y Carlo di Benedetto al Porto, además de las posibles de Sergi Miras y Eduard Lamas, este al Benfica, pone de manifiesto que el Deportivo Liceoha bajado un nivel en la cadena alimenticia. Llegó a ser el rey león en aquellos años dorados en los que con el apoyo de grandes patrocinadores no había estrella del hockey sobre patines que se le resistiera. La corona ya se la había robado el Barcelona, con un talonario todavía con más ceros. Son ocho los jugadores que en los últimos diez años -antes ya lo había hecho Carlos López- cogieron el puente aéreo desde A Coruña hasta la Ciudad Condal: Reinaldo García, Pablo Álvarez, Marc Gual, Sergi Miras, Eduard Lamas -estos dos últimos con viaje de retorno-, Matías Pascual, Pau Bargalló y Lucas Ordóñez. Y hace tres temporadas que la pujanza portuguesa empezó a avisar. Se llevaron a Jordi Bargalló (Oliveirense, donde también juegan dos ex del Liceo, el coruñés Pablo Cancela y Ricardo Barreiros) y a Toni Pérez (que se fue con Henrique Magalhães al Sporting de Portugal). Una sangría que amenaza (es ya una realidad) con ser mucho peor esta temporada. La manada de leones ha descuartizado a un indefenso congénere herido.

Este león ha perdido músculo por culpa de su situación económica. Es ya casi más como un gato. No está en disposición de igualar, o tan siquiera acercarse, a las elevadas cifras que ahora mismo se están manejando no solo en can Barça, sino también en Portugal, con otros tres clubes ligados a equipos de fútbol (Porto, Benfica y Sporting). Allí también ofrecen algo más, la posibilidad de pertenecer a una estructura profesional. Eso precisamente es lo que (se supone) que el Dépor va a aportar al Liceo, además del dinero. Una esperanza para la recuperación del felino, que no obstante no deja de ser león. Por más que esté debilitado y haya caído de lo alto de la cadena, se va a nutrir a su vez de los que están por debajo. Y tampoco ha perdido las uñas. Lo lógico es que si el Liceo está en un segundo escalón en la lista de depredadores, también lo esté en el nivel deportivo. Pero de vez en cuando todavía lanza un zarpazo. Como en la Supercopa de España. O como puede hacer en la próxima Copa del Rey. El ciclo de la vida y del juego.