Jakob Fuglsang (Astana) se alzó con su primer Monumento tras imponerse ayer en solitario en la Lieja-Bastoña-Lieja. El danés, que ya fue tercero el pasado domingo en la Amstel Gold Race y segundo el miércoles en la Flecha Valona, demostró ser el más fuerte en el tríptico de las Ardenas con una incuestionable victoria en la decana de las clásicas.

Alejandro Valverde (Movistar), que buscaba su quinto triunfo, no pudo concluir la prueba tras retirarse a falta de 103 kilómetros para la línea de meta aquejado de "diversos problemas físicos", según informó su equipo.

Molestias que ya habían impedido a Valverde pelear por la victoria en las dos primeras pruebas del tríptico de las Ardenas, tras concluir en el puesto 66 en la Amstel Gold Race y undécimo en la Flecha Valona.

Dos clásicas que habían girado en torno al duelo protagonizado por el francés Julien Alaphilippe y el danés Fuglsang, que volvían a retarse de nuevo en la Lieja-Bastoña-Lieja.

Si los contendientes estaban claros, tampoco había dudas sobre el escenario donde se resolvería el duelo, la Roca de los Halcones, una cota de 1,3 kilómetros y un desnivel medio del 11 por ciento, situada a tan solo 15 kilómetros de la llegada.

Un muro en el que Jakob Fuglsang demostró ser el más fuerte, al menos en comparación con Alaphilippe, que no pudo responder al ataque del danés. Mientras Fuglsang, acompañado del italiano Davide Formolo (Bora) y del canadiense Michael Woods (Education First), iba adquiriendo cada vez más y más ventaja, Alaphilippe iba retrocediendo más y más posiciones en el pelotón.

Eliminado Alaphilippe, al corredor del Astana solo le quedaban dos obstáculos para lograr su primer Monumento, el italiano Formolo, segundo esta temporada en una etapa de la Volta a Catalunya, y el canadiense Woods, tercero el pasado año en el Campeonato del Mundo.

Pero nada, ni nadie podía impedir el triunfo de Fuglsang, que siguió tirando como un poseso hasta descolgar, primero a Woods, y posteriormente a un Formolo que vio como el danés aprovechaba un falso llano para protagonizar el ataque definitivo.

Un acelerón que dejó en solitario al corredor del Astana, que ya no dejó de tirar y tirar hasta la línea de meta. Y eso que el danés se llevó un susto tremendo a poco más de cuatro kilómetros para la conclusión, tras estar a punto de caerse el suelo por una mala trazada, lo que no evitó su triunfo.