Solo una tormenta de granizo que destrozó la carretera en Val D'Isere, a 22 kilómetros de la meta de Tignes, pudo parar ayer al colombiano Egan Bernal, quien marchaba desatado y solo desde las pendientes del Iseran, haciéndose con el maillot amarillo durante la decimonovena etapa del Tour de Francia. El joven de 23 años lanzó su demoledor ataque en el coloso más alto de la presente edición, por cuya cima pasó volando con 59 segundos sobre un grupo con todos los hombres de la general menos el líder, Julian Alaphilippe, que lo hizo a 2.08.

En pleno descenso se encendieron las alarmas de seguridad y la carretera quedó inutilizada por la tormenta: los trozos de hielo caían del cielo con auténtica violencia, se formó un río en la carretera de asfalto y las máquinas quitanieves tuvieron que intervenir. La organización dio por terminada la carrera, que empezó en Saint Jean de Maurienne y debía terminar en la estación de Tignes en la cima.

Bernal, que no obtuvo el premio de la victoria de etapa, sí se convirtió en nuevo líder de la general. Ante la definitiva jornada alpina le siguen Alaphilippe a 48 segundos, Geraint Thomas a 1.28 minutos, Steven Kruijswijk a 1.28 y Emanuel Buchmann a 1.55. Landa se sitúa sexto a 4.35.

Por su parte, Thibaut Pinot, que estaba quinto en la general, se bajó de su bicicleta cuando ya se había formado la escapada del día con 34 corredores por culpa de un desgarro muscular en el muslo izquierdo. El candidato a líder abandonó la carrera entre lágrimas de frustración y la desilusión de la afición francesa, despidiéndose así de una oportunidad única para haber tomado el relevo de Bernard Hinault.

Los tiempos fueron los marcados en la cima del Col de Iseran y la clasificación fue la de paso por el puerto. Hoy tendrá lugar la vigésima etapa del Tour y último combate en los Alpes entre Albertville y Val Thorens, de 130 kilómetros y con tres puertos. El último es de categoría especial y conduce a meta tras un ascenso de 33 kilómetros al 5,5 por ciento.