Hace seis años que Australia decidió volver a apostar fuerte por el hockey sobre patines. Y A Coruña, como ya lo había sido en sus inicios de la mano de Venancio Parga en los años 70, se convirtió en una pieza fundamental en sus planes. Stephen Hoey, presidente de la federación aussie, visitó la semana pasada la ciudad por la que, en el último lustro, han pasado cinco de sus pupilos -Max Cook, Ress Leighton, Ash Clee, Jimi Blinkhorne (neozelandés) y Jay Cook- para mejorar sus habilidades. "¡Todos volvieron diciendo que había que probar el pulpo!", bromea. También desde aquí hicieron las maletas entrenadores y jugadores para, en varias estancias en Melbourne, ayudar al crecimiento del deporte en el país oceánico. El primero Josep Sellas, coordinador de Compañía de María. Después fueron muchos más -Diego Lago, Yago Otero, Tomás Arrojo, Álex Roca, Óscar Ramos, Nacho Otero y Jorge Ricoy-. Intercambios que se han convertido en el "ingrediente principal" del plan para relanzar al hockey australiano y por eso el dirigente cree que "una pequeña parte de la selección tiene sangre gallega". "Dicen que la gente es muy simpática, las familias muy agradables y que el nivel del hockey es buenísimo, pero que a veces llueve un poco de más", añade entre risas.

Para Hoey era la primera vez en A Coruña -pese a que vivió en España durante años, aunque en Barcelona-, aunque su visita de la semana pasada fuera relámpago. Llegaba procedente de Barcelona, donde estuvo asistiendo a los World Roller Games en los que participó Australia. "Nos fue muy, muy bien. Pero fue muy, muy difícil", analiza. El equipo oceánico participó en la Copa Intercontinental, una especie de segunda división. "Fue la primera vez en treinta años que Australia jugó en el top 16. Normalmente jugábamos en el nivel más bajo -la Copa Challenge, como tercera división- y todavía tenemos que ir dando pequeños pasos", afirma y explica que entre los mejores equipos del mundo, hay cuatro niveles. En el superior estarían Portugal, España y Argentina. Después, Francia, Italia y Angola. En el tercero, Chile, Colombia, Alemania y Mozambique. Y en el último, Inglaterra, Brasil, Egipto y Australia. "Y eso ya es bueno para nosotros porque estuvimos bastante peor. Hace tan solo seis años sería imposible pensarlo porque no había jugadores, ni entrenadores, ni liga... ni nada", comenta.

En los 80, Australia vivió su edad dorada. Incluso Nick Galtos, Shane Simpson y Ashey Easterby estuvieron jugando profesionalmente en Galicia. El propio Hoey lo hizo en el Montreux suizo y en el Juventude de Viana portugués. "En los 80 teníamos un montón de pabellones, entre 40 y 50. Pero las cosas cambiaron en los 90 y se paró la actividad", se lamenta. Después de muchos años de ostracismo, el ahora presidente decidió tomar las riendas. Vivía en Barcelona y volvió a casa. Pidió ayuda a Quim Paüls, este le dirigió a Josep Sellas y juntos empezaron a planificar el futuro. El plan era a diez años, pero los objetivos se cumplieron a los seis. "Eran quedar campeones de Oceanía, que lo hicimos hace tres; campeones de Asia, que lo conseguimos hace uno, y conseguir una nueva generación de jugadores, que ya lo tenemos también", puntualiza.

Así que se encuentran ante otro momento clave e iniciarán otra fase del plan, también prevista con otros siete u ocho años vista. "Ahora el objetivo es centrarnos en esta nueva generación y prepararla para que ganen el Campeonato de Asia y que juguen el Mundial sub 19. Esos serán la base del equipo sénior para el futuro", enumera, aunque tampoco descarta que próximamente puedan venir a Europa no solo de visita, sino a jugar en las ligas profesionales de España, Portugal, Francia, Italia o Suiza: "Hay jugadores de 11 y 12 años que son muy buenos. Cuando crezcan y acaben los estudios, queremos que fichen por equipos europeos. Es parte del plan".

Para el hockey sobre patines es fundamental que en más países cojan el stick. Cuantos más, mejor. Y cuanto más nivel, mejor. Por eso la labor de Compañía de María es tan importante. No solo está ayudando a Australia, sino también a Japón y ha empezado también intercambios con Alemania. "La gente del hockey sobre patines nos ha apoyado mucho. Si necesito algo, es como una familia, todos salen. Es más difícil a nivel federativo. Pero necesitamos más ayuda. No es dinero, es otra cosa: entrenadores, árbitros, pistas...", concluye.