El Atlético de Madrid doblegó a las dudas, superó al Lokomotiv de Moscú, cumplió con un triunfo sin sobresaltos y avanzó a los octavos de final de la Liga de Campeones, al ritmo del fútbol de João Félix, el promotor de una victoria crucial, abierta por él de penalti y cerrada por Felipe Monteiro con el segundo.

Un Atlético práctico, aún peleado por momentos con el gol, y un futbolista distinto, todavía en crecimiento, con mucho recorrido aún, pero del que surge la diferencia. Cuando el balón pasa por él, el equipo rojiblanco juega mejor. Es una combinación indudable, que necesita con más constancia, mientras aguarda retos de más altura.

Porque al bloque de Diego Simeone aún le falta vuelo en esta temporada. De momento estará en el sorteo de octavos, donde espera rival entre cinco posibilidades, todas con el partido de vuelta lejos del estadio Wanda Metropolitano: el Manchester City, el París Saint Germain, el Liverpool, el Bayern Múnich o el Leipzig.

Ayer, el fantasma del Qarabag, la inquietud, cualquier pensamiento pesimista, duró 17 minutos sobre el terreno de juego, en el banquillo local y en la grada del Wanda Metropolitano, aliviados todos a la vez cuando João Félix transformó el penalti.