¿Quién le iba a decir al Leyma que después de una pretemporada pobre, las dos primeras derrotas en liga y las dudas del inicio, terminaría la primera vuelta en la cuarta posición y a un solo triunfo de haberse colado en la Copa Princesa? Y es que el conjunto naranja puso ayer el broche a la primera parte del campeonato con otro triunfo, el tercero seguido, en Granada, donde se impuso por 70-78 con cierta comodidad porque manejó prácticamente desde el primer parcial rentas por encima de la barrera de los diez puntos. Confirma la victoria, la duodécima por las cinco derrotas, las sensaciones de un equipo que desde la solidez defensiva encontró el camino hacia el ataque y al que no afectaron las lesiones ni las llegadas de nuevas piezas como las incorporaciones tardías de Peciukevicius y Hamilton, que cubrió la baja dejada por Bulic, a priori llamado a ser uno de los líderes de la plantilla. Una estabilidad que invita al optimismo de cara a la segunda vuelta. El objetivo seguirá siendo meterse en el play off de ascenso a la ACB. Por qué no soñar.

Ayer no jugó Perris Blackwell, el pívot por el que se esperó y que demostró su fiabilidad después en cancha, otro de los argumentos del gran rendimiento de la primera vuelta. Green y Thiam, pese a su juventud, hicieron que se notara menos su ausencia. Es otra de las virtudes de este Leyma. Cuando uno no tiene su día, sale otro jugador. El que se mantiene, partido tras partido, es Jeff Xavier. El veterano estadounidense está en el mejor momento de su carrera. Líder, menos egoísta, más compañero, igual de ejecutor. Junto a él, Peciukevicius llegó para quedarse. A sus 17 de valoración hay que sumar que con él en pista el Leyma tuvo un +20. Un ejemplo. Con 7-9, el base lituano empezó a distribuir el juego por las esquinas para encontrar a sus compañeros mejor posicionados. Kamba con dos triples seguidos y un tercero de Jeff Xavier cerraron un parcial de 0-11 que puso un 7-18 que los locales ya no podrían remontar más. Se acercaron a dos (19-21) al inicio del segundo cuarto, pero solo fue un parón en la máquina naranja, que cuando volvió a funcionar dejó en 32 puntos al descanso a su rival por los 43 suyos. El Granada apenas podía reaccionar y cuando lo hacía, se encontraba con un triple que frenaba sus opciones. Con un 48-60 se entró en el último parcial en el que los de casa se acercaron, sobre todo en los últimos minutos, pero solo para maquillar el marcador hasta el 70-78 final.