Victoria psicológica para el Deportivo Liceo. De esas que enseñan a sufrir. De esas en las que con golpes de riñón se superan los duros repechos que te había plantado la carretera. Los verdiblancos supieron lidiar con eso, no perder la paciencia y en un solo minuto, hacer prácticamente todo lo que no les había salido antes. Dos remontadas necesitaron para superar al Lleida y daba la sensación de que si hubiesen necesitado tres, tres habría. Era fundamental porque a unos kilómetros de allí el Barcelona estaba demostrando todo su potencial con un triunfo sin contestación nada más y nada menos que contra el Reus (7-1). Con los dos triunfos la vida en lo alto de la clasificación de la OK Liga sigue igual, con tres puntos de ventaja de los azulgrana sobre los coruñeses, que a su vez superan en otros nueve al tercero, el Noia.

El primer jarro de agua fría no se hizo esperar. Sin buscarlo, el Lleida se puso por delante a los cuarenta segundos en una jugada en la que la bola, rechazada en un patín, se coló en las redes. Los locales ya estaban por delante y se dedicaron a intentar contener las llegadas verdiblancas apoyados en un gran Lluís Tomàs, que rechazaba todo. Las ocasiones se sucedían, pero siempre faltaba algo, un mejor remate, otro pase, un centímetro, con los palos como protagonistas -hasta cuatro en todo el partido-.

Con ese escenario, segundo machazo. Justo antes del descanso, Álex Joseph aprovechó un fallo de marcaje para el 2-0. Al principio y al final. Al Lleida le bastaban dos acciones para dominar. Los verdiblancos salieron en la segunda parte con la obligación de recortar. Pusieron más velocidad. Se quedaron a las puertas -palo- en una contra. A la siguiente, fue la vencida de David Torres, aunque en el segundo remate, ya con Tomàs vencido en el suelo. Un poco de suerte tuvo después Marc Grau con el segundo, de rechace.

Con la igualada, el Liceo dispuso de una falta directa para ponerse por delante. No lo consiguió Torres y llegó el tercer mazazo. Nathan Gefflot entró en pista y la primera bola que tocó la chutó a gol ante la sorpresa de los de Juan Copa. Podía haber sido un golpe definitivo. Pero respondieron a lo grande y en tiempo récord. En un minuto, dos goles. El empate de Marc Grau y el de la victoria de Bruno di Benedetto, que desvío un tiro desde media pista de su hermano Roberto. Los últimos cinco minutos fueron de supervivencia. Ya no se podía escapar. Más cuando el Lleida se la jugó en los 60 segundos finales al quitar al portero y meter otro jugador. A puerta vacía Roberto di Benedetto tiró desde su campo y la bola fue al palo en el momento en el que sonó la bocina.