Si el brasileño Cesar Cielo se tuvo que despedir el sábado de su récord del mundo de 100 libres, el alemán Paul Biedermann, otro de los que conserva su plusmarca, la del 200 (1.42.00), desde el 2009, el año de los bañadores mágicos de poliuretano, puede respirar tranquilo. De momento. Porque será cuestión de tiempo que David Popovici también acabe con él. El rumano se quedó ayer en Roma, en la final del Campeonato de Europa, a 97 centésimas (1.42.97). Eso sí, realizó la mejor marca de todos los tiempos con traje textil. Y la tercera de todos los tiempos (además de Biedermann están los 1.42.96 que hizo Michael Phelps en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008).

El rumano se colgó un nuevo oro para su tercer doblete de 100 y 200 metros del año porque ya lo logró en el Campeonato del Mundo y en el Campeonato de Europa júnior. Ahora también en la cita continental absoluta y le queda hasta final de año el Mundial júnior y el Mundial en piscina corta. La ambición de este niño de 17 años, que en septiembre cumplirá la mayoría de edad ya convertido en uno de los fenómenos de la natación mundial, no tiene límites. Y todavía le queda en la última jornada los 400 metros, en los que aparece sin marca —de hecho tendrá que nadar la primera serie, casi en solitario, con nadadores de muy poco nivel—.

Había dicho Popovici en los días previos que no había prisa por batir el récord del mundo del doble hectómetro. Pero ya salió, con ese estilo con el que parece que desliza su cuerpo de 1.90 metros varios centímetros por encima del agua, a ritmo de plusmarca. El suizo Antonio Djakovic le presionó en los dos primeros largos. En el tercero el rumano ya le sacó medio segundo. Y el último lo nadó un segundo y medio más rápido que el resto de los siete finalistas. Puede que echara de menos el aliento en la nuca, como en el 100, del húngaro Kristof Milak, que no se había podido clasificar por la saturación de pruebas de su calendario. El nadador helvético (1.45.60) y el austríaco Felix Auboeck (1.45.89) le acompañaron en el podio.

El 1.42.97 de Popovici es la mejor marca de siempre con bañador textil, el primero en bajar de la barrera del 1.43.00 sin ir revestido en poliuretano. La anterior la tenía el francés Yannick Agnel, cuando se tuvo que ir hasta el 1.43.14 para proclamarse campeón olímpico en Londres 2012. Ya se había quedado cerca de ella en el Mundial de Budapest, cuando el rumano registró 1.43.21. Es más, solo Agnel, Popovici y Michael Phelps (1.43.86) bajaron de 1.44 porque el siguiente en esta lista es el australiano Ian Thorpe con 1.44.06. ¿Cuál es la diferencia entre los bañadores de poliuretano y los otros? Entre 2008 y 2009 estos trajes revolucionaron la natación de tal manera que no quedó otro remedio que prohibirlos. Las marcas quedaron distorsionadas porque los bañadores ayudaban en la flotabilidad, lo que les permitía avanzar más con menos esfuerzo y llegar al final de las pruebas con menos fatiga. Ya quedan menos registros de aquella época. Popovici es su principal amenaza.