El Maristas luchó hasta el final para ganar al Ibaizabal y despedir la temporada ante su afición —la última jornada la juega en Vigo contra el Celta— con un triunfo y con él, la permanencia en Liga Femenina 2. No pudo llegar la victoria (61-65), pero el encuentro terminó igual en celebración. Las coruñesas se beneficiaron de la derrota de otras de sus rivales directas y firmaron el objetivo de la temporada en su segunda experiencia en la segunda categoría nacional. En la primera, habían descendido a falta de un par de partidos. Ahora se mantienen con margen. Una mejoría evidente que no pudo ser con guinda pese al esfuerzo hasta la bocina. La falta de acierto local les dejó sin premio final.

Porque si el Maristas llegó hasta los últimos minutos con opciones fue gracias a la garra, al empuje, al no rendirse pese a la superioridad del contrario. Las vascas anotaban mucho más cómodas, pero las locales estaban peleonas. Se tiraban a por todos los balones, corrían, saltaban a por cada rebote como si fuera el último... pero ofensivamente les faltó puntería, solo sustentadas por los 17 puntos de Joana Ferreira y los 16 de Andrea Pérez. De menos a más, remontaron los 10 puntos de desventaja con los que llegaron al descanso (23-33) con un parcial de 22-13 en el tercer cuarto —para el 45-46 antes de afrontar los últimos diez minutos—. Estuvieron a uno, dos y tres puntos, a tiro de canasta, pero siempre morían en la orilla, sin llegar a ponerse nunca por delante. La derrota llegó para llegar a la meta y continuar así el sueño que es el lema que ha guiado al Maristas en las buenas y en las malas.