Fran Tato prepara el vestuario para que los jugadores, cuando bajen del gimnasio donde Marc Godayol les hace quemar los excesos de las vacaciones, ya tengan todo el material listo para salir a la pista del Palacio de los Deportes de Riazor y se pongan a las órdenes de Juan Copa en el primer día de trabajo de la temporada 2022-23. La plantilla verdiblanca prácticamente se ha renovado de arriba a abajo, con hasta ocho caras nuevas, pero todavía hay cosas que no cambian, como el utillero/hombre para todo, que se mantiene imperturbable, rozando ya las cuatro décadas en el club de sus amores. Es una de las primeras personas que hay que conocer cuando se llega al Liceo. Ahora también a Pili, su ayudante, a la que con David Torres, César Carballeira y Álex Rodríguez, los ya veteranos a la cabeza en su misión de guías, uno tras otro le van chocando la mano, incluso pidiéndole abrazos de bienvenida. Cuando ya se había aprendido todos los nombres, otros para guardar en la memoria.
Es un primer día atípico para el campeón por todos los que faltan y aquellos que han llegado, que van haciendo poco a poco el reconocimiento del terreno. A un turista en una ciudad se le reconoce porque es el único que mira para arriba. Ellos se nota que se van fijando en todo lo que les rodea. Un inicio de pretemporada también con nervios e ilusión. Y sobre todo, de sueños pintados en verde. Los cumplen los que se ven por primera vez con la camiseta y el escudo en el pecho, incluso ya con el número que les acompañará durante toda el curso. Arnau Canal (Voltregá), Sito Ricart (Caldes) y Martí Serra (Lleida) se estrenan con los colores. Pero igual de emocionados están los que vuelven a su segunda casa como Bruno di Benedetto (Lleida) y Fabri Ciocale (Valdagno). O para los que desde suben desde el filial y ya ven entre los mayores: Mati Bridge, Fran Torres y Javi Ponte.
Es la primera ocasión también para verse todos juntos las caras, visiblemente más aniñadas, algunas incluso adolescentes. La edad media ha bajado considerablemente. Apenas supera los 23 años. Pero aquí ya están los diez más uno jóvenes pero suficientemente preparados, como no se cansan de recalcar, que durante toda la próxima campaña se enfrentarán al enorme reto de defender una temporada casi perfecta como lo fue la anterior en la que los coruñeses levantaron la Supercopa de España y la OK Liga. El listón está alto pero no les da miedo. Igual también es propio de la edad. Porque aceptan casi con los ojos cerrados, sin mayor presión que la excesiva, la responsabilidad que conlleva el vestirse una camiseta de 50 años de historia y 43 títulos de palmarés.
Ayer no hubo una sesión como tal programada. Juan Copa esperó con paciencia a que los jugadores nuevos, los más demandados, atendieran sobre la pista a la prensa. Mejor sacarse ya de un plumazo esto de encima y hoy ya empezar a preparar el que será el primer compromiso oficial del curso, la Supercopa de España, justo dentro de un mes. La mayoría de los rivales de la OK Liga también volvió a ayer a los entrenamientos. Pero quizás sea el Liceo el que tenga más trabajo por delante. No de forma individual de los jugadores. En conjunto. Hay que levantar un grupo casi de cero y eso lleva su tiempo. Los pilares, no obstante, son sólidos. Empezando por el banquillo y siguiendo por los tres que ya tienen la lección aprendida, Torres, Carballeira y Rodríguez, probablemente tres de los cinco que más peso tuvieron en los éxitos pasados —junto a Carles Grau y Roberto di Benedetto—. Sobre ellos el arquitecto Juan Copa proyectará el resto. Silencio, se construye un equipo campeón.