Aunque nunca se escuchó de su boca, prácticamente se daba por hecho que el de ayer sería el último partido de Valerón con la camiseta deportivista. Todo sonó a despedida, incluso desde el calentamiento previo. Ya en esos instantes su nombre fue coreado por los aficionados desde la grada. Quizá la marcha del canario sea lo de menos en el incierto futuro que se le abre al Deportivo después de lo ocurrido anoche, pero los aficionados valoran sobre todo la fidelidad de un jugador fuera de lo corriente que entregó al club más de una década de su carrera, el último junto a Manuel Pablo de la historia más espléndida de la entidad.

Sobre el césped volvió a asistir a un capítulo amargo para el Deportivo, como ya le ocurriera dos años atrás. El centrocampista canario volvió a encontrarse con el infortunio, ese que parece perseguir a los deportivistas cuando se encuentran ante un compromiso como el que ayer tenían contra la Real Sociedad. Con todo a favor, los blanquiazules volvieron a sucumbir a sus fantasmas y a un equipo muy superior. Ni siquiera Valerón logró desatascar al equipo y neutralizar el juego posicional de los donostiarras. A medida que fueron pasando los minutos se fue alejando de la portería contraria y apurando sus últimos intentos por corregir a un equipo atropellado.

Con el descenso de categoría del equipo ya consumado, la grada quedó en . Quizá el símbolo inequívoco de que daban por perdida ayer algo más que una plaza en Primera División es que lo primero que atronó desde la grada en esos dolorosos momentos fue el nombre del jugador que ha llegado el número 21 sobre la espalda los últimas temporadas. Puede que se le cantase como un homenaje efímero del que, dicen, está por venir.

Junto a Valerón, que pasada la medianoche se presentó en la sala de prensa para confirmar definitivamente que abandonaba el Deportivo, se despidieron otros futbolistas del equipo con parecida influencia sobre el graderío. El de ayer fue también el último partido de Riki, que finaliza contrato y no pudo hacer un último servicio al equipo que se empecinó en convertirlo en un delantero centro. Tampoco estarán el año que viene todos los cedidos procedentes de la cartera del súper agente portugués Jorge Mendes, al que se entregó Lendoiro para mantener la categoría para terminar, como siempre, entregándose a Valerón.

LA PIZARRA

Por regla general, lo que mal empieza mal acaba. Fernando Vázquz tenía que haber sustituido a José Luis Oltra y no a Domingos Paciência.

En el primer tiempo el Deportivo hizo buena presión en todas las partes del terreno de juego obligando a la Real Sociedad a cometer muchos errores. Jugó en exceso por el centro y con poca amplitud. Las dos buenas entradas de Riki por banda no tuvieron los apoyos y desmarques oportunos. Cuando se perdió balón en el centro la Real Sociedad creó peligro a la contra.

En el segundo tiempo la salida de Salomão obligó a no cambiar de banda a los medias puntas. Al pasar a jugar con tres centrales pemitió jugar más por bandas con más amplitud con buenos centros pero fallando en la finalización. El Deportivo jugó con mucha precipitación en los últimos minutos y no pudo rematar.