"Voy martes y jueves a entrenarme y el fin de semana juego la liga andorrana y el año que viene me iré con los veteranos del Tárrega. Ya es otra vida, sin presión, pero tengo pasión por el fútbol y me sigo divirtiendo. Mientras el cuerpo aguante...". El duelo de veteranos entre el Dépor y Celta sirvió para rescatar a las grandes glorias blanquiazules de la década pasada, muchas aún presentes en el corazón de los deportivistas. Uno de ellos es Joan Capdevila. Todo un campeón del mundo que, como casi todos, lleva ahora una vida alejada de los oropeles de entonces.

Ya en casa y con su nueva rutina, el catalán sigue emocionado por lo que vivió hace una semana en el estadio de Riazor. "Pensé que nunca volvería a pisar ese césped, estaba nerviosísimo", apunta mientras relata lo que sintió en A Coruña. "Fue una locura. La gente me paraba, me animaba, me daba su cariño... Fuimos de nuevo futbolistas por un día. Estoy inmensamente agradecido porque aún se acuerden así de mí. Estuve siete años en el Dépor. Llegué como un niño y me fui siendo un hombre. Creo que no hace falta ser una estrella para que te quieran y yo tengo esa suerte", admite con modestia quien lo ha ganado todo con la selección.

Mientras agota su vida futbolística, Joan Capdevila ya se está preparando para ser entrenador. Por ahora, a distancia, y luego realizará el curso intensivo de nivel 3 en Madrid ideado para profesionales de elite. "El fútbol es mi vida, tengo ilusión", remacha mientras lidia con su pequeño de tan solo un año y medio al que dedica una buen parte de su tiempo. Él, que vivió una Liga en la que Dépor, Valencia o Villarreal miraban a los ojos de los grandes del fútbol español, extraña aquella igualdad que no ve en el campeonato de hoy en día. "Ahora es cosa de dos o de tres equipos. El Dépor necesita aguantar, tener estabilidad en Primera, que no sea un equipo que sube y baja... Y ya vendrán tiempos mejores para todos, estoy convencido, así podremos volver a luchar por lo que lo hicimos nosotros, esa es la ilusión que tenemos los deportivistas. Ahora es muy complicado en esta Liga tal y como está. Muchos jugadores buenos se van a otros países. Mira Lucas... Y Cazorla, por ejemplo. Y hay más futbolistas a los que les ha pasado lo mismo. Nos salva que tenemos a Messi y Cristiano porque el día que se marchen de aquí ni China ni Japón ni nada", apunta el lateral zurdo remarcando la necesidad de crear una competición fuerte en la que los equipos del segundo escalafón puedan retener a la clase media del fútbol español.

Atrás quedan sus aventuras de los últimos años en Portugal, India o Bélgica. También pasaron los tiempos en los que en A Coruña ganó una Copa del Rey en el Bernabéu y fue protagonista en duelos como el del penalti de Djalminha en San Siro o el 0-1 con el gol de Pandiani en Delle Alpi, pero Joan Capdevila sigue presente para muchos deportivistas. Además, de un futbolista había y hay una persona con la que muchos empatizaron entonces y lo siguen haciendo ahora. El mejor ejemplo fue la ovación que se llevó y lo reclamado que estuvo hace algunos días en su regreso a Riazor. "Eso va con la forma de ser de cada uno. Yo como si me tenía que quedar media hora o una hora a hacer fotos o a firmar autógrafos con todos ellos, es que no podía hacer otra cosa. También fui aficionado y cuando conseguía uno del Espanyol me volvía loco, de eso no me olvido".

Hace una semana recogió los frutos de parte de esa dedicación y cariño que entregó a la grada durante siete años. Y no fue el único. Djalminha, Tristán, Turu Flores, Pandiani o Scaloni fueron los aclamados junto a Joan Capdevila. Un modesto campeón del mundo que no olvida A Coruña.