La Copa tampoco sirve de consuelo para el Deportivo, que anoche en su estreno en la competición amplió la mala dinámica en la que se encuentra instalado desde hace semanas. Si el equipo pretendía encontrar un punto de inflexión en su visita al Betis de cara los exigentes compromisos que se le avecinan en la Liga, tendrá que conformarse con otros estímulos positivos que contribuyan a paliar la atmósfera depresiva en la que se encuentra. Poco o muy poco se puede rescatar del partido en el Benito Villamarín, salvo el regreso de Joselu después de más de mes y medio apartado por lesión. Por lo demás, el mismo conjunto chato de fútbol, escasas ideas y sin colmillo al que tiene acostumbrado a todo el mundo el Deportivo.

Escogió Garitano una versión en la que había insistido durante la pretemporada como una opción futura, pero que apenas sacó del cajón desde que arrancó el campeonato. Recuperó el sistema con cinco defensas, quizá pensando en lo que viene en la Liga y prescindió conscientemente de la circulación de balón, un apartado en el que el equipo se había mostrado bastante aseado en los compromisos más recientes.

A través de la pelota el equipo brilló de manera notable el sábado pasado en Málaga y abusó de la posesión sin especialistas en esa parcela. Solo la mala fortuna y también los importantes errores que cada semana condenan a los deportivistas impidieron un resultado mejor en La Rosaleda. Ayer en Sevilla volvió a manejar la pelota, aunque en menor medida, pero se encontró con los mismos problemas. Volvió a tener oportunidades, pero no consiguió materializarlas para insuflar confianza a un equipo al que empieza a pesar demasiado la cifra de partidos que acumula ya sin ganar.

Al final decidió un tanto de Sanabria al filo de los veinte minutos, un tanto encajado tras otro error garrafal en defensa, a la que ni siquiera la formación con tres centrales consistió dar consistencia. El delantero paraguayo remató de cabeza en el área a bocajarro después de ganarle la posición de manera grosera a Fernando Navarro, de nuevo superado en su regreso a la titularidad.

El tanto terminó por definir un partido que se jugó sin apenas ritmo, síntoma del escaso interés depositado en la competición por dos equipos marcados por su situación en el campeonato de Liga. Quizá esto obligaba un poco más si cabe al Deportivo, lastrado por una racha negativa que le ha llevado a olisquear los puestos de descenso. El conjunto de Garitano, sin embargo, no encontró el camino hacia la portería del Betis a través de una alineación sin apenas referentes.

Volvió Pedro Mosquera al centro del campo y a su lado se estrenó esta temporada Álex Bergantiños, pero no fueron capaces de permitir al equipo desplegarse con fluidez aprovechando la velocidad de Marlos Moreno, Carles Gil y Andone. En ese contexto volvió a extrañar la ausencia de Emre Çolak por segundo partido consecutivo.

La mejor ocasión para el Deportivo en el primer tiempo llegó a través de una acción a balón parado. Fue en un córner que remató Sidnei libre de marca y sin conseguir dirigir el balón con todo a su favor. Ni por esas logra el conjunto de Garitano marcar, que tendría alguna más en el segundo tiempo.

Al equipo blanquiazul, sin embargo, no le cambió demasiado la cara después del paso por los vestuarios, y eso que el técnico buscó una manera de reaccionar. Lo hizo sacrificando a Pedro Mosquera, de nuevo desaparecido y lejos de la versión que asombró en el primer tramo de la temporada pasada. Fue simplemente un cambio de hombre por hombre porque en su lugar entró un Guilherme que no consiguió darle otro aire a sus compañeros.

El Deportivo siguió sin encontrar la fluidez para llegar con claridad a la portería del Betis, así que Garitano intentó encontrar una referencia ofensiva que le permitiera aprovechar las llegadas y los centros de Luisinho y Juanfran por los costados.

Así llegó la reaparición de Joselu después de más de dos meses, que incluso tendría la oportunidad de igualar el partido en un remate de cabeza después de un centro desde la izquierda. Le faltó poco al balón dirigido al palo contrario del portero para poner unas tablas que hubieran premiado la superioridad mostrada por el Deportivo durante la mayor parte del encuentro de ayer en el Villamarín.

El resultado, a la espera de la vuelta en Riazor dentro de un mes, ahonda en la crisis deportivista, que deberá buscar la reacción que aguarda desde hace ya demasiado tiempo el lunes que viene ante la Real Sociedad. Si Garitano pensaba también en reclutar a algún jugador más para la causa a través de su rendimiento de ayer, tendrá que quedarse únicamente con la vuelta de Joselu. El regreso del delantero representa la esperanza en un panorama gris, al mismo tiempo que un nuevo recurso en un equipo carente de ellos, especialmente en la parcela ofensiva.