En apenas dos semanas, las que se cumplen hoy desde su aterrizaje en el banquillo deportivista para relevar a Garitano, Pepe Mel Pepe Melha transformado de manera decisiva al equipo. No lo ha hecho en lo futbolístico, porque como se ha encargado de recordar de manera insistente desde su llegada ha disputado casi tantos partidos como entrenamientos ha dirigido. La transformación ha llegado en lo anímico, de manera que un equipo que salió de Leganés al borde de la zona de descensoLeganés mantiene ahora ocho puntos de distancia sobre el abismo de la Segunda División. Con el madrileño al mando, el equipo blanquiazul ha logrado dos empates y dos victorias en cuatro partidos. Está invicto tras sumar ocho puntos vitales, coronados el domingo con una victoria de esas que disparan la autoestima hasta límites peligrosos. Quizá sea ese el mayor peligro ahora para los deportivistas, que ese triunfo ante el Barcelona con un Riazor rendido a sus jugadores por primera vez en lo que va de curso lleve a la relajación.

Confianza y esfuerzo. El técnico promete que eso no ocurrirá porque los jugadores son conscientes de lo que les ha costado transformar la delicada situación que atravesaban hace apenas quince días en la que disfrutan ahora antes del recibir al Celta en Riazor. Más que en el juego, la revolución de Mel se ha materializado a través de las sensaciones que transmiten los jugadores, hasta el punto de que los teóricos secundarios respondieron de una manera más que notable el domingo ante el Barcelona.

Nombres propios. La victoria ante los azulgrana se fraguó a través del trabajo colectivo de todo el equipo, pero sobresalieron jugadores llamados a reclamar un lugar en el equipo. Joselu volvió a marcar en Liga después de tres meses y Bruno Gama recordó al jugador que puso rumbo a Ucrania antes de regresar este verano. Sin las intervenciones de Germán Lux el Deportivo posiblemente no hubiera firmado el triunfo ante el Barcelona, pero el nombre propio que sobresalió fue el de Álex Bergantiños.

La constante Bergantiños. Por una razón u otra, el centrocampista coruñés desaparece de las alineaciones, pero cuando regresa es como si nunca se hubiera ido. Ante el Barcelona apenas se notó que apenas había disputado unos minutos en esta Liga y destacó como el mejor jugador del equipo. La suya es la prueba de que el equipo cree que puede después de un camino titubeante que ahora se presenta más esperanzado. El Deportivo confía en sus posibilidades y lo traslada al juego cuestionando incluso a todo un Barcelona y buscándole las "cosquillas", como dijo Mel.