Pedro Mosquera encontró con la llegada de Pepe Mel una salida a la difícil situación en la que se instaló durante la etapa de Gaizka Garitano. Orillado de las alineaciones después de un inicio de temporada discreto, el centrocampista perdió el protagonismo que había adquirido en el equipo y se convirtió en un recurso auxiliar en las alineaciones por detrás de Borges y Guilherme. El aterrizaje del madrileño le sacó de su particular depresión, pero una inoportuna lesión después de ser titular en el derbi contra el Celta frenó su participación. Esa rotura muscular en el cuádriceps de la pierna derecha le sigue provocando desvelos, hasta el punto de que el jugador reconoció ayer que está "preocupado".

El centrocampista coruñés no termina de recuperarse de esa dolencia, diagnosticada inicialmente como una lesión de grado 1. Habitualmente, el tiempo de recuperación suele oscilar entre los diez y los quince días, pero Mosquera se perdió los partidos ante Valencia, Granada y Sevilla. Reapareció el sábado ante el Málaga y anotó el gol que sirvió para confirmar el triunfo deportivista, pero jugó infiltrado por los médicos para resistir las molestias que todavía arrastra. "Mereció la pena jugar porque valió para darle tranquilidad al equipo y que consiguiese ganar", aseguró el coruñés.

"Estoy un poco triste porque llega el final de temporada y quiero estar al cien por cien y la lesión no me deja, y toca decidir si hay que jugar o no. Estoy preocupado porque llevo bastantes semanas arrastrando molestias", confesó el jugador tras el entrenamiento de ayer en la ciudad deportiva.

Mosquera trabajó con normalidad junto al resto de sus compañeros después de alternar los ejercicios con el grupo y las sesiones con el readaptador de la primera plantilla desde la semana pasada, pero las molestias no terminan de desaparecer. La herida no ha cicatrizado por completo y eso provoca que experimente dolores que no le permiten entrenarse y jugar en plenas condiciones, por lo que esta tarde se le realizará una resonancia magnética. "El tema es que en otra prueba tenía una rotura y ahora no termina de curar. No sé si ha cicatrizado o si sigue la rotura ahí. Vamos a ver lo qué pasa", apuntó.

El futbolista se encuentra así ante una situación incómoda, consciente de que la única forma de recuperarse por completo sería parar hasta final de curso pero a la vez dispuesto a sacrificarse para poder jugar los partidos que restan. Mosquera está dispuesto incluso a jugar infiltrado: "Para mejorar debería parar lo que resta de la temporada, pero quiero jugar y no descarto jugar los partidos que quedan infiltrado". Será su decisión más difícil.