Cristóbal Parralo (Priego de Córdoba, 1967) se convirtió en el sexto entrenador del Deportivo en la era Tino Fernández, que ayer anunció la destitución de Pepe Mel como máximo responsable del primer equipo y la llegada del técnico del filial en su lugar. El cordobés llegó en el verano de 2016 para sustituir a Manuel Mosquera al frente del Fabril, que iniciaba una nueva temporada con el objetivo de dar el salto a Segunda División B. Lo consiguió a la primera tras proclamarse campeón del grupo primero de Tercera División y superar al Cacereño en la primera eliminatoria entre campeones. Tras diez jornadas en la categoría de bronce, el nuevo entrenador blanquiazul deja al filial como líder y con una racha de siete victorias consecutivas. Ahora dispone de su segunda oportunidad en la elite del fútbol español, tras su breve paso por el Girona en la temporada 2009-10, una experiencia que solo duró nueve jornadas.

El aterrizaje de Cristóbal en A Coruña no fue fácil, pues el filial no era capaz de arrancar y se mostraba errático en los partidos que disputaba lejos de Abegondo, sobre todo durante la primera vuelta; sin embargo, tras el inicio de la segunda el filial blanquiazul empezó a asentarse entre los cuatro primeros (son los que juegan la fase de ascenso) hasta que en la jornada 27ª alcanzó el liderato del que ya no se apearía. De hecho logró el título de la categoría a falta de una jornada para el final el campeonato. "El problema inicial de Cristóbal fue que no tenía un conocimiento exhaustivo de la Tercera gallega, estoy convencido de que no creía que hubiese el nivel que se encontró", explicaba hace más o menos un año Javier Bardanca, entrenador del Silva, actual líder de Tercera.

Ascenso y líder

Una vez asentado, el filial blanquiazul pisó el acelerador hasta alcanzar el título de la categoría y el posterior ascenso, siempre acompañador por Javier Manjarín, Manuel Pablo y Luis Fandiño, compañeros de viaje del cordobés en su debut como entrenador en Primera División; Manjarín, como segundo entrenador y Fandiño, como preparador físico, tarea en la que continuará Julio Hernando, que llegó de la mano de Gaizka Garitano. Manuel Pablo se quedará al mando del Fabril, en donde contará con el apoyo de Rubén Coméndez, hasta ayer máximo responsable técnico del juvenil A de División de Honor. Un ascenso en cascada como prueba de que en las categorías inferiores el club no solo pretende formar jugadores sino también técnicos.

Cristóbal Parralo tiene un curriculum destacado como futbolista (jugó casi siempre como lateral derecho). Formado en las categorías de base del Barcelona, militó en dos etapas diferentes en el primer equipo azulgrana, aunque fue en el Oviedo y en el Espanyol donde alcanzó su mejor nivel y también ser internacional con la selección española, para la que fue convocado en seis oportunidades y con la que participó en otros tantos partidos, además de haber disputado otros siete con la selección sub 21. Cerró su carrera como futbolista en 2003 tras pasarse dos temporadas en el París Saint Germain, donde fue uno de los fijos en las alineaciones. Sus grandes conocimientos de lo que es un vestuario de elite como futbolista, resultará básico en su destino al mando de la nave blanquiazul

Fue tras abandonar el PSG cuando inició su carrera como entrenador y cuando empezó a aplicar los conocimientos que había adquirido en Can Barça, donde coincidió una temporada con Johan Cruyff, y que posteriormente fue desarrollando durante su nueva etapa en los banquillos o como director deportivo. Se estrenó en este cargo en el Espanyol; después realizó tareas de ojeador para el Benfica y más tarde tuvo su bautismo en los banquillos al frente del Girona, equipo que sentenció a Pepe Mel, con el que inició la campaña 2009-10 y cuya experiencia duró solamente nueve jornadas. Su equipo era antepenúltimo en Segunda con 7 puntos, con una victoria y cuatro empates. Posteriormente redirigió su carrera en el fútbol de formación y comenzó a entrenar al Damm juvenil, club del que también fue director deportivo. Fue desde aquí desde donde dio el salto al Fabril en el verano de 2016.

Ahora, poco más de un año después de su aterrizaje en A Coruña, el cordobés tiene la oportunidad de continuar su evolución al frente del primer equipo, en el que será su estreno en la máxima categoría del fútbol español. Su nombre sonaba desde hace varias semanas, justo el tiempo en el que empezó a cuestionarse la continuidad de Pepe Mel, a quien parte de la directiva consideraba que había que rescindirle el contrato al finalizar el curso pasado una vez que alcanzó el objetivo de la permanencia. Cuando Mel sustituyó a Gaizka Garitano había firmado un año más -exigencia de contrato-, pero ni sus números ni su plan entusiasmaban ni en la plaza de Pontevedra ni en la grada de Riazor. Sin embargo, los antecedentes de las destituciones con anteriores entrenadores llevaron al consejo de administración a cumplir con el compromiso, pero la apuesta duró simplemente nueve jornadas.

Los técnicos y dirigentes del club ya habían decidido hace tiempo que Cristóbal sería el elegido si tomaban la decisión drástica de despedir a Mel. "El Fabril no solo tiene que servir para formar futbolistas, también tiene que servir para formar técnicos", apuntaban recientemente desde el club. Cristóbal llegó como apuesta de futuro, no simplemente para entrenar al filial. Incluso para él el Fabril suponía el trampolín que buscaba para dar el salto de nuevo al fútbol profesional, a ser posible con el Deportivo. Lo consiguió en menos de año y medio, avalado por su trabajo en Abegondo que dio como fruto unos resultados admirables que mantienen al filial en lo más alto de la clasificación en su regreso a la Segunda B.

Con él estará un mítico del deportivismo, Javier Manjarín (Gijón, 1969), que lo acompañó como segundo en su inicio en Tercera y ahora seguía con él en la categoría de bronce del fútbol español. El asturiano, afincado en A Coruña, es uno de los héroes de la Copa del Rey de 1995. En aquel partido abrió el marcador (1-0) y tres días más tarde, cuando hubo que jugar los 11 minutos que faltaban de partido (suspendido por la lluvia) dio el centro para que Alfredo Santaelena anotase el segundo y definitivo tanto de los blanquiazules frente al Valencia (2-1). Manjarín militó en el equipo coruñés entre 1993 y 1999. Fue en este último año cuando se fue al Racing de Santander, en una temporada que finalizaría con el Deportivo como campeón de Liga.