Clarence Seedorf y Paco Jémez, rivales sobre el terreno de juego a finales de los años 90, protagonizarán el sábado en Riazor (13.00 horas) su primer duelo desde los banquillos, marcado por la agónica situación actual de sus respectivos equipos, Deportivo y Las Palmas, y la imperiosa necesidad que ambos tienen de ganar. Seis jornadas sin vencer encadena el cuadro insular, que parecen pocas en comparación con las trece que acumula el Dépor. Ambos vienen de sendas derrotas muy dolorosas, sobre todo por las formas. La imagen de los de Jémez el pasado domingo fue muy pobre frente al Villarreal, que incluso hizo méritos para marcharse del estadio de Gran Canaria con un resultado más abultado que el 0-2 final. Igual de malo, o peor, fue el encuentro completado el viernes por los de Seedorf en Montilivi, donde el Girona no necesitó pisar el acelerador para amarrar los tres puntos. Le bastaron dos acciones a balón parado mal defendidas para noquear 2-0 a un Dépor sin capacidad de reacción. Los batacazos de ambos conjuntos fueron similares, pero no así los mensajes lanzados luego por los técnicos, antagónicos en su manera de enfocar la dura realidad que les está tocando vivir.

Tras esa nueva derrota, Seedorf volvió a hacer, una vez más, una lectura optimista de la situación pese a haber sumado solo dos puntos en los seis partidos que ha dirigido desde su llegada al banquillo de Riazor. "No he visto ningún tipo de fragilidad. Hemos creado ya una identidad. El equipo sufre mucho menos el juego del adversario", defendió públicamente. Un discurso autocomplaciente que contrasta con el que aireó Paco nada más caer ante el submarino: "Fue un auténtico caos, un desastre. Es para que si hubiera tiempo y dinero, cogiesen y nos echaran a todos a tomar por culo, a mí el primero, y trajesen a 24 nuevos. Tengo claro que los que hoy hemos intentado defender esto no estamos a la altura".

Explosivo Paco, visiblemente cabreado consigo mismo y con sus jugadores, todo lo contrario que su homólogo del Deportivo. "Quiero ser realista y no veo un equipo muerto, veo un equipo vivo. Nosotros somos positivos, creemos en el objetivo y la afición tiene que creer porque el año pasado fue una situación mucho peor", afirmó Seedorf, quien por equivocación o desconocimiento erró al comparar este Dépor con el de hace justo un año, cuando tenía 27 puntos a estas alturas, frente a los 19 de ahora. Entonces estaba seis puntos por encima de los puestos de condena, y ahora, cinco por debajo. "Hay varios aspectos muy positivos. Los rivales no llegan con facilidad a nuestra puerta", argumentó el holandés tras perder en Girona.

Ni rastro de autocrítica, todo lo contrario que Jémez: "Desde el inicio no hemos estado a la altura. Fue un auténtico desastre en todos los aspectos, con cosas que pensé que ya habían pasado pero vuelven a aparecer. Voy a intentar pensar que ha sido un día muy malo. Pero no se puede repetir. Si lo hacemos, estamos muertos -alertó el exjugador del Deportivo-. Es un día para mirarse cada uno adentro, lo que tiene y ofreció, y sacar conclusiones. No hemos sido capaces de tener el balón medio segundo. Ellos parecía que iban en avioneta y nosotros, con las piernas atadas".

"Echar el hígado por la boca"

Paco aprieta más que nunca en los momentos de mayor dificultad, convencido de que la salvación pasa por aumentar la exigencia. "Ahora, trabajar hasta reventar. Y el que no, está fuera. Trabajar hasta que echen el hígado por la boca. Si caemos voy a caer con orgullo. Y si tenemos que traer a ocho del filial, lo haremos. Si no somos capaces de demostrar más de lo de hoy, no merecemos estar en Primera. Si solo nos queda correr y trabajar, es lo que vamos a hacer. ¡Qué menos...!", espetó el pasado domingo tras perder la oportunidad de distanciar en cuatro puntos al Dépor.

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Seedorf recupera efectivos

Seedorf, en cambio, apuesta por proteger a sus futbolistas, por ver brotes verdes donde no los hay y por hacer un nuevo llamamiento a la unidad: "No hemos dejado centrar casi ningún balón al Girona ni chutar a puerta. Lo que pasó fueron dos jugadas a balón parado -comentó sobre las acciones de los goles encajados-. No tengo mucho que decir al equipo. Con balón hemos jugado nuestro mejor partido. Ahora hay que estar muy juntos, unidos, seguir creyendo en el trabajo y no caer en el pesimismo".