El partido de ayer en Riazor comenzó a disputarse más de una hora antes de que el balón se pusiese en juego sobre el césped. La ilusión de las dos victorias consecutivas logradas por el equipo devolvió la fe por la permanencia a una afición deprimida y que ayer estaba convocada para llenar el estadio en un compromiso trascendental ante el Sevilla. La había citado el club a través de una oferta de entradas para los abonados sin precedentes.

Cada uno de los más de 25.000 que posee la entidad podía retirar hasta agotar las localidades de Riazor una entrada gratuita con el objetivo de que las gradas estuvieran repletas y apretaran desde el primer minuto. El aliento de los aficionados, sin embargo, ya lo tuvieron los jugadores mucho antes de que arrancara el partido. Lo recibieron de los aproximadamente 400 seguidores que los esperaron a su llegada al campo.

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El deportivismo acompaña al equipo al estadio de Riazor

No ayudó el horario ni tampoco el día de la semana, pero la oferta del club surtió efecto y el estadio lució una de sus mejores entradas de la temporada. Tardó en conseguirse que Riazor luciese como lo hizo ayer por la tarde durante el partido, pero las gradas fueron llenándose y cuando el balón empezó a rodar ya se podía ver un estadio prácticamente lleno. El club ha agradecido hoy el apoyo de los aficionados ayer en el estadio y ha anunciado que fletará autobuses y bonificará a los deportivistas que se desplacen a Butarque para animar al Dépor contra el Leganés asumiendo el 50% del coste de las entradas.

Faltaba que el ambiente estuviera a la altura. Liderados por los Riazor Blues, los aficionados se encendieron con la primera ocasión después de un remate de cabeza de Adrián y sufrieron con el dominio que fue adquiriendo el Sevilla.

Las esperanzas crecieron con cada una de las oportunidades de la segunda mitad, pero también se fue adueñando cierta desesperación de la grada por las ocasiones malgastadas.

Finalmente fueron casi 25.000 los aficionados que acudieron ayer a Riazor. Disfrutaron, sufrieron y terminaron en comunión con el equipo, ovacionándolo y reconociendo el esfuerzo de los jugadores. A pesar de que no se lograron tres puntos importantísimos, la victoria estuvo en la grada.