Ganó el único que lo buscó, porque solo el Deportivo puso todo de su parte para sumar los tres puntos. El Sporting se limitó a defender el 0-0, su único objetivo desde el pitido inicial, y casi araña un empate pese a jugar con diez el último cuarto de hora. Lo evitó Pablo Marí con su gran cabezazo en el 94, prácticamente en la última acción del partido, para así hacer justicia en un encuentro en el que el Dépor desperdició un penalti y varias ocasiones lo suficientemente claras como para haber marcado mucho antes.

Había ganas de comprobar el aspecto de las nuevas cubiertas, todavía en obras, y sobre todo de ver en acción a este Dépor tan renovado con respecto al de la pasada temporada. Ninguno de los once que Natxo González alineó ayer empezó la anterior campaña a las órdenes de Pepe Mel. Todos nuevos salvo Krohn-Dehli, que llegó en el mercado invernal, y el retornado Álex. Nuevo Dépor y nuevo sistema sobre el perfecto césped en Riazor, el rombo de siempre con el vitoriano, condicionado por las numerosas bajas en la delantera.

Sin Quique, Borja Valle ni Christian, el técnico echó mano del recién llegado Carlos Fernández para formar en punta y reconvirtió a Pedro Sánchez en improvisado delantero. A Fede Cartabia, que volvía a la lista tras superar la lesión que sufrió en Albacete, lo dejó de inicio en el banquillo junto a Carles Gil, dos bazas ofensivas que utilizó en la segunda parte. También el Sporting llegaba con bajas importantes, las de Dani Martín, Blackman, Isma Cerro, Traver y el finlandés Lod.

Duelo de invictos en Riazor, candidatos claros al ascenso, igual que el Málaga, que el sábado volvió a hacer los deberes para prolongar su pleno de victorias. Doce puntos de doce posibles que obligaban al Dépor a sacar el partido adelante para no quedarse rezagado en la pelea por las posiciones de cabeza. Más allá de la importancia de los puntos, era un partido muy señalado en el calendario, nada más y nada menos que el estreno de los blanquiazules ante su público, y lo encararon como tal, dispuestos a llevar la iniciativa desde el arranque. Eso hicieron, pero con más ganas que precisión. Les faltó temple y paciencia para encontrar el camino hacia la portería contraria. El Dépor no sufrió atrás pero tuvo bastantes problemas para armar fútbol de tres cuartos de campo en adelante ante un Sporting bien plantado que no dudó en recurrir a las continuas faltas para frenar la creatividad de su rival.

Krohn-Dehli apareció muy poco, casi siempre demasiado lejos de la portería contraria, así que tuvieron que ser otros los que iluminaran el ataque. Lo hizo Carlos Fernández, bajando a recibir para combinar con sus compañeros, y sobre todo Vicente Gómez, especialmente vigilado. El Sporting dejó que fuera Álex el encargado de dar sentido al juego del Deportivo. No es la especialidad del coruñés, pero aun así fue creciendo con el paso de los minutos. Y con él todo el equipo, hasta obligar al Sporting a tener que defender cada vez más atrás, casi al borde del área.

David Simón, con un buen centro desde la derecha, y Pedro, con un golpeo desde lejos, avisaron justo antes de la acción que marcó la primera parte, el penalti de Cofie sobre Carlos a la media hora de juego. Faltaban varios lanzadores y fue Didier Moreno el encargado de ejecutar la pena máxima. Disparó blandito y Mariño evitó el 1-0 con una buena estirada. Mazazo para el Dépor, que se volcó todavía con más hambre de gol en busca del primero antes del descanso. Fue la fase de mayor dominio local de los primeros 45 minutos, con llegadas constantes al área y varios remates que merecieron premio. Pedro, Moreno y Vicente lo intentaron con disparos imprecisos, aunque la más clara la tuvo Carlos, quien cabeceó desviado un buen centro de Caballo.

Bastante mejor con la pelota inició el Dépor la segunda parte, con un punto más de paciencia que le sirvió para acentuar aún más el claro dominio. Los dos laterales se proyectaron permanentemente en campo contrario, sobre todo David Simón, cuyo centro en el minuto 47 casi lo convierte en gol Carlos Fernández. Para entonces ya empezaban a calentar Carles Gil y Cartabia. Aún tuvo otra clara el delantero andaluz antes de dejar su puesto al argentino, quien reaparecía con veinte minutos por delante para encontrar ese gol que le seguía faltando al Dépor.

Cargaba con todo y con todos, incluido Domingos, cuya cabalgada hasta el área contraria acabó provocando la segunda amarilla a Cofie. Con diez el Sporting se colgó aún más del larguero para defender el 0-0, el único propósito de su visita a Riazor. Al Dépor no acabó de sentarle bien la superioridad numérica y, curiosamente, los asturianos se sintieron más cómodos en la recta final. Lo intentó Carles Gil desde fuera del área en el último minuto de un partido que olía a empate hasta que Pablo Marí, en el descuento, derribó el muro visitante con un soberbio cabezazo. Tres puntos merecidísimos, una inmejorable forma de empezar una nueva era en Riazor.