¿Por qué le llaman intensidad cuando quieren decir fútbol? El deportivismo no encajó nada bien la primera derrota en Liga. La mayoría de afectados pasaron un mal sábado más por lo que vieron sobre el césped que por el hecho en sí de caer en Alcorcón, algo que ha ocurrido hasta en las mejores familias y que ni mucho menos anula cualquier posibilidad de ascenso en junio. Otro buen puñado de seguidores reaccionó, incluso de manera exagerada, por acumulación. Lógico, el Dépor duele. Y esta derrota por incomparecencia futbolística es una película muchas veces vista en las últimas temporadas. No sienta bien chocar una y otra vez contra el mismo muro y no atisbar una salida cercana. Hasta ahí, todas son reacciones entendibles, necesarias, siempre desde una crítica constructiva ante unas señales emitidas por el Dépor de Natxo, de las que hay que tomar buena nota y no dejar pasar. No fue simplemente un mal día en la oficina, hay más. Ya se atisbó algo en Tenerife y en la primera parte frente al Sporting. El resto es hipérbole, ruido, drama, algo que ha sobrado en torno a este club en los últimos años. No va a sobrevenir cada quince días un Apocalipsis sobre A Coruña.

Muchas de las críticas remitieron a una supuesta falta de intensidad, a esa incapacidad blanquiazul para poner sus atributos sobre el césped o para ir al cuerpo a cuerpo en campos que crean la ilusión óptica de ser una caja de cerillas. Simplista. Es cierto que se apreció esa impotencia balompédica, pero sobre todo derivada de un problema futbolístico. El Dépor no tuvo desahogo. Recuperaba muy atrás y cuando lo hacía, su salida de balón era muy sucia. Salvo Vicente, ninguno del rombo funcionó en ese aspecto. Pérdida y regreso a la casilla inicial. Cuando escapaba de esa primera presión del Alcorcón, el batallón amarillo le taponaba otras vías y con balones en largo era también incapaz de crear desequilibrio. Tampoco le sobraba ritmo. Todo agudizado por el daño que le hizo Juan Muñoz cayendo a la banda izquierda y por esa sensación de llegar tarde a todos los balones divididos, algo que es única y exclusivamente mala colocación. Un panorama poco recomendable.

El Dépor no está ni estará libre de toparse con estos laberintos tácticos en Segunda. Sobre todo, a domicilio le esperan muchas emboscadas. Los rivales también juegan y la mejor demostración fue el grupo de Cristóbal Parralo, sin duda uno de los triunfadores de la noche. Sin respuesta, lo que más preocupa es la falta de cintura y la ausencia de plan B. Este Dépor debe ser más que un rombo y laterales largos. Con el regreso de Quique y Borja Valle, el encaje de Christian y retoques en la media, todo puede fluir. Pero las soluciones, más allá de los nombres y del fondo de armario de un equipo en el podio de los topes salariales de LaLiga 123, deben llegar durante los partidos. Natxo está construyendo un equipo serio y fiable, es innegable. Pero este tipo de duelos requieren capacidad de reacción, más matices, recurrir a otros perfiles sobre el césped.

Saúl, un expediente X

Y, de repente, el en teoría futbolista más prescindible de toda la plantilla será el lunes titular. Las lesiones de Dubarbier y Diego Caballo despejan, al menos, un mes el panorama para Saúl. Su meritoria segunda vuelta en Numancia le hacía un fijo casi en el once del proyecto de Segunda si todas las partes eran capaces de dejar a un lado su contencioso en los tribunales con el Dépor y el Valladolid. La realidad ha sido distinta. Carmelo acudió rápido al mercado a fichar al argentino y el salmantino se ganó el puesto en pretemporada. Saúl estuvo a punto de irse agosto. Se quedó y, a pesar de ser una zona con excedente en la plantilla, está claro que su presencia es en estos momentos un alivio para un Natxo que da una importancia capital a los laterales en su esquema. Saúl tiene sobrada cualificación para jugar en Segunda. Las dudas en torno a él, que son escasas, vendrán ante el Granada por su falta de ritmo y, sobre todo, por cómo ha encajado mentalmente un ostracismo difícil de prever y complicado de asimilar viendo el nivel de algunos de sus competidores por el puesto. Dubarbier es un futbolista veterano, con presencia física, que necesita minutos para alcanzar un punto de forma óptimo, pero sus prestaciones en Zaragoza hacían aún más extraña la suplencia de Saúl en Copa. El próximo mes le dará una oportunidad real y la posibilidad de provocar un terremoto en esa demarcación.