El Deportivo tenía el sábado ante el Tenerife la oportunidad de encadenar por primera vez esta temporada tres victorias consecutivas, una racha que le hubiera permitido alzarse al liderato provisional y afianzar la recuperación mostrada en las últimas semanas tras imponerse a Albacete y Sporting. Al equipo de Natxo González, sin embargo, hay algo que le frena este curso cada vez que puede coger carrerilla. Ante los canarios fue de nuevo un juego muy pobre, sin recursos y previsible que lo condenó a un empate frustrante e insuficiente en la intentona de escalar posiciones en la clasificación. Lo peor, no obstante, fue la sensación de impotencia que dejó la igualada.

Sin argumentos. El cambio de esquema introducido hace dos semanas contra el Albacete revitalizó en cierta medida a un equipo que había dado síntomas de agotamiento en su planteamiento. Sin mediapunta y con jugadores de banda, el Deportivo recuperó el factor sorpresa ante unos rivales que se habían adaptado a la tradicional propuesta de Natxo. Contra el Tenerife el sábado, sin embargo, el juego fue de nuevo plomizo, sin alternativas y demasiado predecible. Ningún recurso le funcionó al conjunto blanquiazul ante los de José Luis Oltra, solidarios para alternar la presión alta con el repliegue. El Dépor naufragó por el centro y por las bandas porque se volvió a atragantar con la pelota, al igual que le ocurrió durante su tramo de temporada más discreto.

La velocidad del balón, en entredicho. La lentitud en la circulación de la pelota fue un factor determinante en el bache de resultados reciente del equipo. El Deportivo, un conjunto basado en la paciencia y con un ritmo pausado, nunca fue esta temporada un conjunto que se distinguiese por la rapidez en las transiciones, pero proporcionaba velocidad a la pelota con los movimientos de los jugadores. Eso desapareció durante las últimas semanas, de manera que Natxo recurrió a jugadores capaces de imprimir otro ritmo por desborde y a un sistema que los potenciase. Ante el Tenerife, sin embargo, faltaron alternativas por la poca movilidad de un centro del campo en el que únicamente Edu Expósito se ofreció para crear superioridades y sorprender entre líneas. Tanto Álex Bergantiños como Didier Moreno se mostraron demasiado estáticos en su faceta de mediocentros.

El gol vuelve a resistirse. El partido ante el Sporting permitió recuperar para la causa deportivista a Christian Santos, hasta no hace mucho perdido y sin demasiado protagonismo. El venezolano se convirtió en un recurso más coincidiendo con los problemas físicos de Carlos Fernández y el mal momento de Quique González, que ante el Tenerife agrandó su gafe. El Deportivo, limitado en su juego, apenas pudo crear oportunidades claras el sábado. Las pocas que tuvo las desperdició todas el vallisoletano, que agrandó su catálogo de infortunios de las últimas semanas. Se resbaló en un remate franco, no tuvo puntería en un disparo escorado y desperdició un regalo del portero rival en la última jugada del partido. Al delantero no le sale nada, ni siquiera como extremo tuvo demasiada participación el sábado como sustituto del renqueante Fede Cartabia en el costado derecho del ataque.