El Deportivo sale de la primera eliminatoria del play off reforzado y con menos heridas de las que terminó la temporada. De un plumazo han desaparecido buena parte de las dudas con las que el equipo encaró los partidos contra el Málaga gracias a dos victorias tan convincentes como antagónicas. En la ida aprovechó la ebullición de Riazor para remontar un encuentro que se le puso cuesta arriba con una impresionante exhibición de pegada y el sábado en La Rosaleda frustró al conjunto del exblanquiazul Víctor Sánchez del Amo a través del orden y la disciplina táctica para beneficiarse después de una pifia de Munir. Todo el grupo sale fortalecido, pero especialmente un José Luis Martí cuyas decisiones fueron determinantes.

Poderío ofensivo y fortaleza defensiva. El Deportivo despachó al Málaga en dos actos y con dos variantes diferentes. Primero lo castigó en Riazor con una efectividad hacía tiempo olvidada, aunque no solo tuvo pegada, por más que le pese a Sánchez del Amo. Los blanquiazules en la ida también arrollaron a los andaluces a partir de un juego con alternativas que le puso la eliminatoria de cara para la vuelta en La Rosaleda. Allí el guion cambió para buscar una fórmula más ordenada que terminara desesperando a un Málaga que prácticamente todo lo basó en la inspiración de Ontiveros. Anulado el extremo marbellí, el conjunto de Martí logró dejar la portería a cero por cuarta vez en los últimos cinco partidos. Tanto el acierto como la solidez en defensa las había echado especialmente de menos el equipo en el último tramo de la temporada cuando más necesitaba amarrar los resultados que le permitieran alcanzar los puestos de play off.

La figura de Martí se engrandece. El entrenador deportivista es posiblemente el gran triunfador de una eliminatoria que se presentaba como un pulso con Víctor Sánchez del Amo, pasado reciente en el banquillo del equipo. El técnico llegaba bajo cierta sospecha por su aparente poca influencia en el juego del equipo y se destapó con decisiones de calado sobre las que se cimentó la clasificación para la final. En Riazor no tuvo reparos en modificar su plan inicial cuando se reveló erróneo e interpretó a la perfección lo que necesitaban sus jugadores para darle la vuelta al marcador. La maniobra al prescindir del 4-4-2 fue determinante para la remontada, como lo fue el sábado la telaraña que ideó para ahogar al Málaga y reducir sus oportunidades a disparos lejanos que apenas inquietaron a Dani Giménez. Determinante en su plan fue el despliegue de los defensas, especialmente de Domingos y Somma, pero también el de los centrocampistas. Todos ayudaron, empezando por Álex y Expósito y acabando por Pedro Sánchez o Vicente para conservar el resultado de Riazor y confirmar la presencia en la final de la promoción.

Alternativas en el equipo titular y reparto de minutos. Martí decidió para el partido de vuelta en La Rosaleda dosificar los minutos de algunos de sus jugadores más castigados, especialmente de los de ataque. Borja Valle y Cartabia se quedaron en el banquillo a la espera de entrar en la segunda parte y en su lugar jugaron Vicente Gómez y Matías Nahuel. También regresó Eneko Bóveda en el lugar de David Simón después de superar las molestias que arrastraba y que le impidieron disputar la ida el miércoles pasado. El entrenador deportivista optó por dosificar los minutos pensando en lo que estaba por llegar y confirmó lo que ya había anticipado antes del partido: su idea era echar mano del fondo de plantilla del que disfruta el conjunto deportivista en este tramo decisivo de la temporada.